Capítulo 7

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Mi mente estaba entre miles de pensamientos, miles de sentimientos recorrían mi sentir, miles de sensaciones incontrolables invadían cada rincón de mi cuerpo, parecía una adolescente enamorada por primera vez, adolescente no soy, pero ¿primera vez? Estos sentimientos eran nuevos, irreconocibles, una sensación como nunca, ¿entonces que era?, si no solo mi corazón estrena sentimientos, sino también mi cuerpo conocía nuevas sensaciones.

Terminamos en una disco y pasamos un rato de ensueño, fue la emoción, la euforia o los tragos, pero me sentía mareada...la verdad fueron los tragos, demasiados tragos para mí no son saludables por mis inhibiciones o mejor dicho por no tener ninguna. Salimos del lugar entrada la madrugada y Kathy me pidió que subiera a su casa para prepararme un café, no soy capaz de decirle no a un café, menos a ella y más aún que estaba algo subidita de copas.

Entramos, ella me pidió que me pusiese cómoda y comenzó su labor en la elaboración de mi café, me paseé por la casa y observé alrededor tratando de mantener mis sentidos en orden. Primero, por haber pasado una noche especular y ahora por estar en su casa ebria...tres copas son suficientes para subir mi tono y lo sé, pero en algún momento me olvidé de mi para concentrarme en todo lo demás, en ella. Y ahí estaba tratando de mantenerme de pie, pero era imposible, definitivamente difícil de superar, lo único que me faltaba era ver elefantes rosas bailando. Oh por Dios no eran rosas eran naranja. Me senté finalmente e incliné mi cabeza que me daba vueltas y vueltas y vueltas hasta que Katherina se sentó a mi costado y me entregó una gran taza de café en mis manos de la cual comencé a ingerir pequeños sorbos.

- Parece que alguien no es muy fuerte con el alcohol - dijo riendo muy divertida.

- Para nada... puedo con algo más.

- Vamos Gabi tomaste unas tres copas menos que yo y estás mareada, bueno mareadísima. - recitó nuevamente riendo y esta vez con su ceja derecha arriba.

- Mmm...tu...te estás...burlando.

Una carcajada sonora salió de su boca y la respuesta no se hizo esperar. - Jamás haría una cosa como esa. - Terminó con su mano en el corazón no pudiendo aguantar lo divertida que estaba con la escena.

- Naaa.... y no estoy...yo estoy...bien, podría caminar en línea...- dije costándome cada palabra que había dicho.

- ¿Recta?

- Eso...haciendo equilibrio. - traté de ponerme de pie, no pudiendo; entonces ella estiró su mano para tomar mi taza de café y evitar el desastre.

- Si claro, eso dicen todos los ebrios.

- ¿Me llamaste ebria?

- Sí, eso parece.

- ¿Sabes?, eres agradable.

- Si claro me dices eso cuando estás mareada.

- Sabes, Kathy...no es...porque estoy algo marea...da es en general, puede que, ya sabes...cuando llegaste te veía diferente...- respondí sin perder la oportunidad de mirar sus hermosos ojos.

- Diferente, ¿cómo?, aun soy la misma. - dijo con cara de curiosidad.

- Lo sé...ahora, pero mi percepción es que eras odiosa,  arropante, perdón arrogante, engreída, prepotente...

- Ufff, ¿algo más?

- Si...insoportable.

- Oh, vamos mejorando. – trató por todos los medios de mantener una cara de seriedad que ni su madre le creería.

- No...Kat...pero ¿sabes?, yo quizás...tú sabes...no quería ver que eres amable...sensible, honesta...hu...milde, sensata...una mujer brillante...emprendedora y muy hermosa, sobre todo hermosa, demasiadas cualidades para ser increíble...no se...es que es increíble que una mujer como tu...- me incliné hacia ella sin dejar de mirar sus ojos hasta que pude sentir su respiración en mi propio rostro, bajé mis ojos hasta su mano, la acaricié y la enlacé a la mía. Una sensación de excitación recorrió todo mi cuerpo por su cercanía, por su tacto, por su aroma, por su mirada... la miré nuevamente a los ojos y la sorprendí mirando mis labios, con la misma necesidad miré los suyos y me acerqué mucho más hasta casi tocar sus labios con los míos.

- Gabi, no hagas nada de lo que te puedas arrepentir mañana. – susurró perdiéndose dentro de mis propios ojos.

Sentía el calor que emitía su cuerpo y su respiración tan rápida como la mía - No lo haré. - respondí casi inaudible.

- Estás loca.

- Tú me vuelves loca...

Sus labios callaron cualquier otra palabra que pudiese haber dicho y ya nada más importó. Mis labios vagaron sobre los de ella, eran tan suaves y de tan delicioso sabor que me consumían. Suavemente ella acarició con su lengua mi labio inferior hasta que se encontró con mi lengua dentro de mi boca y sentí como un escalofrío recorría todo mi cuerpo, todo mi ser...cada fibra que no conocía y despertaba con su contacto. Sentí la necesidad de tocarla, de ir más allá; mi mano soltó la suya que llevé hasta su cuello, acaricié todo su brazo hasta llegar a su cintura, acercando su cuerpo más hacia mí.

El beso se intensificaba con cada movimiento de nuestras caricias hasta que ella se detuvo, miró mis ojos con un deseo que nunca le había visto antes y sus labios me regalaban una sonrisa seductora. Deslicé mi lengua por mis labios recogiendo el sabor de los suyos impregnado en ellos ya extrañando su contacto, ella mordió su labio inferior con una sonrisa, acarició mi rostro y puso sus dedos en mis labios acariciándolos suavemente, entonces suave y dulcemente dijo - Gabi, esto está mal.

La miré con un halo de tristeza pensando que cometí un error y que ella no había disfrutado como pensé de ese beso que tanto deseaba todos estos meses, entonces pregunté - ¿Porque eres mi jefa y yo tu empleada?

- No, porque estás ebria y yo sobria. - apartó sus dedos de mis labios, los besó tiernamente, se puso de pie y caminó unos pasos para luego girarse y con una ternura increíble decirme - Pienso que deberías pasar la noche aquí en la casa, por nada del mundo te dejaría ir a tu casa en ese estado - y continuó su paso hacia su habitación.

- Uyyy, tendré que cuidarme...que no te quieras, no se...aprovechar de esta indefensa chica. - comenté cínicamente y algo confundida con la situación.

Ya Kathy se había perdido en la habitación cuando asomó su rostro por la puerta y con seguridad dijo - No te preocupes no me aprovecho de chicas ebrias, solo cuando están sobrias y en sus cinco sentidos - se adentró a su habitación y nuevamente asomó su rostro para finalizar - ahhh y tú preciosa, de chica indefensa no tienes absolutamente nada, ni estando sobria ni ebria, ehhh.

Suspiré e incliné mi cabeza hacia atrás, ¿indefensa?, está en lo cierto, ¿qué indefensa era? cuando prácticamente me lancé sobre ella, soy una descarada sin duda. Sonreí maliciosamente y pasé mis dedos por mis labios recordando el contacto de los suyos, me estremecí de tan solo pensar en su delicioso sabor y su excitante aroma; como deseaba no estar mareada y haber tenido el mismo valor de besarla, obviamente hubiese sido otra la historia...


No todo lo que se ve es realidad (Sankh)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora