》Capitulo dieciseis《

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Lo único que pido es que
hagan caso omiso a lo
que un día fui, es que en
cada sol me renuevo y hoy
me siento distinto, mi pasado
se escapó con el tiempo y yo
ya no soy el mismo.

- Kelvin Torres

-	Si – Respondo

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- Si – Respondo.

- No te pongas incómoda… no te voy a pedir un autógrafo ni nada – Exclama con voz divertida.

- No tengo papel ni la lapicera en todo caso… - Le sigo el juego.

- No te preocupes, yo si tengo. Pero me interesaría mas que me escribas tu número de teléfono que tu firma.

No puedo evitar sonreír ante tal ocurrencia.

- ¿Seduciendo a una mujer embarazada? ¡Cómo se nota que en este micro viajan en su mayoría jubilados!

- De todos modos, mi fetiche son las embarazadas – Replica guiñándome un ojo.

Enseguida cambio mi expresión.

- Disculpá, era joda – Me dice extendiendo su mano mientras toma asiento en la silla situada enfrente mío – Me llamo Julián.

Tomo su mano dedicándole una sonrisa obligada.

- Un gusto – Murmuro.

- ¿Y es celoso? – Pregunta.

- ¿Quién?

Con un gesto señala mi vientre y luego sonríe.

- No – Me limito a contestar.

- Yo tampoco.

- Flaco, si estás aburrido andá a joder a otra parte – Le digo levantándome rápidamente.

Me encamino hacia la puerta y me apoyo contra la pared. El micro aún está estacionado y los choferes aún no dan señal de querer continuar el viaje. Los puedo observar desde mi lugar, cenando. De todos modos, decido subir, tomar asiento y reclinarlo hacia atrás para poder descansar mejor. Sin embargo, algo se traba en él y se me dificulta hacerlo.

- ¿Te ayudo?  – Murmura detrás de mí el idiota de hace un momento atrás.

- Puedo sola. Gracias.

Al ver que continúo luchando en vano, se acerca hacia mi con cautela para luego empujar fácilmente hacia atrás mi asiento. Me dedica una sonrisa y luego se dirige hacia el suyo.
Me pongo los auriculares e intento volver a dormirme, ya que mañana me espera un día largo. Pero, de todos modos, mi mente se empecina en recordar a Benjamín incluso en mis sueños.

Al otro día, por la mañana temprano, me despierto con la luz del sol pegando de lleno en mi rostro. Mis músculos están agarrotados y tengo tortícolis. Ni hablar de mi mal humor. Hacemos otra parada mas corta que la de ayer en otra estación de servicio al costado de la ruta y aprovecho a ir al bar. Me zampo el desayuno con bastante rapidez, prometiéndome a mi misma que no voy a dejar pasar otra noche sin comer porque el mareo al despertar fue atroz. El hombre de ayer no se atreve a acercarse a mi nuevamente, pero por momentos me lanza miradas de soslayo desde el otro lado del salón.

Bandera Blanca Al Corazón [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora