》Capitulo veintidos《

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Y por las autopistas de la libertad, nadie se atreve a conducir sin cadenas.

- Joaquín Sabina.

La escena que transcurre frente a mis ojos no tiene sentido alguno

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La escena que transcurre frente a mis ojos no tiene sentido alguno. Me quedo inmóvil durante pocos segundos, intentando comprender todo este lío, que son suficientes para que Benjamín tome del cuello a Julián a la vez que éste lo mira consternado.

Alcanzo a ver como una delgada línea de sangre comienza a salir por su nariz, producto del golpe, y decido interponerme entre ambos.

- ¡Soltalo! – Le grito a la vez que intento separarlos, pero el amarre de Benjamín es muy fuerte.

- ¡Lo vas a matar! ¡Soltalo! – Repito.

Benjamín lo mira fijamente, haciendo caso omiso a mi voz. En la habitación existen solo ellos dos.

- ¿Quién sos? – Le pregunta entre dientes - ¿Qué hacés acá?

Julián, cuya piel ahora exhibe un color muy poco natural cercano al violeta, intenta quitarse sus manos de encima con desesperación.

- ¿Aprovechándote de una persona vulnerable? ¿Eh? – Masculla Benjamín.

Intento con todas mis fuerzas desaprender sus dedos ceñidos con solidez alrededor del cuello de Julián cuando toda la habitación se torna inestable a mi alrededor. Me tomo con rapidez de la pared para no caer de bruces al suelo mientras cierro mis ojos.

Mi corazón comienza a latir con fuerza y eso produce que mis oídos emitan un pitido dificil de soportar. Me siento en la punta de la cama con cuidado y esa decisión es la peor de todas porque una puntada espantosa me atraviesa el vientre mientras aprieto los dientes con fuerza para sofocar un grito de dolor.

En algún momento dejo de escuchar el forcejeo a mi lado y en su lugar escucho la voz agitada de Benjamín.

- Cami, ¿Estás bien?

Él toma mis manos entre las suyas y me percato de que aún tengo mis ojos cerrados.

- Es solo un mareo – Replico entre jadeos.

Vuelvo a sentir una puntada en la parte baja de mi vientre, pero esta vez es mas débil. Tomo aire profundamente y me permito abrir los ojos.

Benjamín está arrodillado en el suelo a mi lado, mirandome ansiedad, a la vez que Julián intenta recuperar aire mientras la sangre sigue emanando de su orificio nasal.

Me deshago con rapidez de sus manos y me levanto con cuidado. Voy hacia el baño en busca de un algodón y alcohol. Disimulo bastante bien mi mareo moviéndome con lentitud y procurando tener la pared cerca mío en todo momento. Me acerco hasta Julián para poder observar bien su rostro, asegurándome que no tenga algo roto y luego le alcanzo el algodón empapado en alcohol.

- ¿Solo un mareo? – Pregunta Benjamín detrás de mi.

Me volteo para fulminarlo con la mirada y Julián percibe el ambiente hostil de inmediato, ya que decide reincorporarse del suelo, tomar sus cosas en silencio e irse cerrando la puerta tras él.

Bandera Blanca Al Corazón [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora