》Capitulo diecinueve《

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No se puede olvidar el tiempo
más que sirviéndose de él.

- Charles Baudelaire.

Julián parece tan sorprendido como yo al verme. Ambos nos quedamos congelados sin saber muy bien como reaccionar o incluso qué decir.
Sin embargo, luego él parece recobrar su máscara pedante.

- ¿Me estás siguiendo, bonita? – Pregunta.

Pongo los ojos en blanco.

- ¿Está Beatriz? – Mascullo entre dientes.

Pareciera como que si la bandera blanca que habíamos plantado entre ambos la semana pasada en su auto hoy hubiera sido cambiada por otra de color negro con una calavera en su centro.

Él en señal de respuesta se corre hacia un costado dejándome pasar. Voy hacia el living y ahí la encuentro, sentada en el sofá con una taza de alguna infusión caliente entre sus manos. Sobre sus rodillas descansa una caja mediana envuelta con papel de color rojo a cuadros.

Al verme me sonríe y en su mirada puedo percibir la sorpresa que implica mi visita; y ésta aumenta al reparar en mi vientre.

Me acerco y la saludo.

- ¡Querida! – Exclama abrazándome - ¡Te felicito! No sabía…

- Si… - Replico un poco incómoda por la situación de visitar a mi ex suegra  – Gracias.

Julián entrecierra sus ojos mientras me observa con detenimiento, como queriendo descifrar algo oculto. Quizá cuál es el lazo que me une a Beatriz.

- Disculpá que no te pude abrir… - Dice ella – Últimamente no estoy bien de la cadera… me cuesta moverme. Por eso le pedí a July que lo haga.

- No hay ningún problema, Bety – Aseguro.

- Él es amigo de Pedro, de muy chiquitos – Me explica  señalándolo con un gesto– Querido, ¿Por qué no le ofreces algo caliente a la chica?

Mientras Julián se dirige a la cocina a hacerme un té, Beatriz me cuenta del pequeño accidente doméstico que la dejó varios días dolorida y en reposo. Me pregunta qué es de mi vida este último tiempo y me encojo de hombros, sin saber muy bien qué contestar en realidad.

¿Qué le puedo decir? ¿Qué mi vida ahora está patas para arriba?

Pero solo me limito a responder:

- Muy bien. Estupenda. No tengo mucho que contar.

- Y te cortaste el pelo, veo – Exclama alargando de brazo y acariciándome la cabeza.

Debido a la cicatriz del costado de mi cabeza, había decidido emparejar mi cabello contándomelo por arriba de los hombros, desmechándolo para darle algo de forma.

Bandera Blanca Al Corazón [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora