》Capitulo veintitres《

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Y estoy en plena revolución
Y en esa lucha solo pierdo yo.

El dolor es inconmensurable

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El dolor es inconmensurable.

Atraviesa todo mi cuerpo dejándome ya sin fuerzas. Siento que poco a poco vuelvo a hundirme en algún mundo sin sensaciones. Pero me rehúso, quiero estar consciente ahora más que nunca.

Tomo con fuerza la mano de Benjamín y me aferro a ella como si fuera mi único faro en la oscuridad que ahora me traga cada vez más. Y en verdad lo es. Él es el único que puede retenerme aquí.

- Por favor, no dejes que me duerman – Le suplico entre lágrimas.

Él acaricia mi frente y entre la neblina que comienza a inundar mi mente puedo percibir preocupación en sus ojos, que es el reflejo de la mía.

- Va a estar todo bien – Canturrea de forma tranquilizadora cerca de mi oído.

Escucho murmullos detrás de mi y alguien comienza a empujar la camilla sobre la que estoy casi encadenada. O tal vez es el peso de mi propio cuerpo el que me tiene atada a ella, como cemento que aplasta mis extremidades, porque si fuera capaz de correr y huir de este lugar lo haría. Haría cualquier cosa para proteger a mi hijo.

- Tenemos que llevarla al quirófano ya – Exclama con tono urgente alguien cerca mío.

Quiero hablar pero no encuentro mi boca.

- Tiene que haber alguna forma de retrasarlo – Replica Benjamín, su voz destilando la misma angustia que me inunda a mi.

- Tiene que nacer ahora. ¡Se está muriendo! - Grita alguien.

Me retuerzo en mi camilla. Pataleo y grito. Pero nadie parece percatarse. Nadie nota mi desesperación.

- No – Logro balbucear, ganándole la pulseada por un segundo a los fármacos.

- Cami – Dice Benjamín a mi lado y puedo percibir sus labios en mi mejilla.

Me resisto a rendirme, pero una fuerza mayor me arrastra a la oscuridad. Y en ella, estoy segura, no me espera nada bueno.

- No puedo… - Dice él con voz temblorosa – Dejarte ir. No puedo. Perdoname.

- ¡NO! – Grito y me esfuerzo en vano por abrir los ojos.

Porque necesito que me mire, que comprenda que la prioridad no soy yo. No puedo serlo.

- Salvalo a él… - Digo en un hilo de voz.

Escucho sus sollozos a mi lado. Alguien lo apresura para que me suelte y acto seguido siento el tacto frio de la superficie de un objeto que rodea mi dedo.

Creo saber qué es.

- Quedate conmigo – Murmura en mi oído.

Y luego de su voz… me hundo en el silencio.

Bandera Blanca Al Corazón [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora