Cap. 3: LA TERCERA VEZ

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***

Todo en la vida es una negociación. Recibir un trato agradable, tomar un café en una cafetería, sacar más o menos nota en un examen.

Todo en la vida se reduce al mero intercambio de bienes y de normal y el motor que promueve su aceptación, suele es un fin egoísta. Incluso en la batalla del perder o ganar.

Y eso me lleva a pensar, ¿qué diablos quería Peyton esa noche? ¿Por qué cojones eligió perder?

Cada vez que lo pensaba me ponía más histérico y la excitación que despertaba en mi entrepierna al rememorar su gemido, se esfumó carcomido por la rabia.

Llevaba semanas, que digo... ¡meses! Tratando de superar la marca de Kansas y de la noche a la mañana llegaba esa niñata misteriosa para desbancarme.

Por si no ha quedado claro, aún no me hablo con Kansas por la jugarreta. Es que no lo entiendo. ¿Era necesario humillarme frente a medio instituto? ¡Sabía de sobras que me iba a pegar una paliza!

Aunque supongo que para entonces, aún no me debía nada.

Las siguientes noches, me las pasé entrenando como un loco intentando reducir los 7 segundos que me separaban de ella. Después de una semana de maldecirla como un niñato, conseguí hacerme a 5 segundos. Hasta que la octava noche; apareció ella.

Llevaba por lo menos unas treinta piscinas cuando decidí tomarme un descanso en busca de oxígeno.
Tuve que agarrarme al bordillo para no desfallecer. A pesar de estar acostumbrado a entrenar cada día, llevaba demasiado tiempo forzando mis límites.

Sí, soy de lo más tozudo y competitivo.

— Eres rápido. — su sarcasmo me asustó tanto y tuve que contener un grito mordiéndome el labio.

Mierda. — gruñí quitándome las gafas empañadas por la carrera. — ¿Qué cojones haces aquí? — me pregunté viendo a todos lados cuestionándome cuanto rato llevábamos compartiendo la piscina.

Nuestras conversaciones eran de lo más violetas en aquel entonces. Salí de un salto y me senté en el borde de la piscina para deshacerme del gorro y observarla retándome desde dentro del agua.

Su cabello lucía recogido en un moño bajo algo estrictamente prohibido en el reglamento del club.

Vaya, — suspiró sonriente al yo morderme el labio para no decírsele nada al respecto. Acomodando la cabeza en los brazos cruzados, Peyton me miro divertida desde el borde de la piscina. — tu hermana tiene razón. Tienes muy mal perder...

Me la quedé viendo con el ceño fruncido tratando de analizarla. Gotas caían de mi oscuro cabello mientras mis puños se aferraban a los márgenes para controlar mis nervios.

— ¿Sabes...? — siseé tan rabioso que me fue imposible ocultarlo. — No creo que fuera una competición justa. Tú nivel es superior al mío, así que no puede considerarse una derrota...

— ¡Oh! — río sonrojada relamiéndose los labios. — Te concedo la revancha cuando quieras, me portaré bien. Lo prometo. — sonrió cerrando los ojos volviendo su mirada al frente.

¿Pero de qué va esta tía?

Me hirvió la sangre con tan solo escucharla, pero la cosa fue a peor.

Ignorando mi presencia, sus piernas se abrieron dejando su bajo abdomen pegado completamente a la pared. Rodillas flexionadas y la cara interna de los muslos unida a las baldosas; su cuerpo sobresalía levemente de la piscina. Fue gracias a mi visión periférica que pude confirmar la excitante teoría de la primera vez que la vi.

No puede ser, reí internamente intentando alejar las ideas perturbadas de mi cabeza. Pero volvió a abrir la boca y allí ya exploté.

— ¿A caso te piensas que no sé lo que estás haciendo? — su respiración estaba ajetreada y su rostro seguía vistiendo un tono burlón por nuestra riña.

Inocente torció el gesto para verme y cuando abrió los ojos yo ya estaba detrás de ella acorralándola por la espalda.

Supe que tenía que alejarme en el mismo momento que sus nalgas rozaron mi entrepierna. Pero no lo hice.

— ¿A caso crees que no sé por qué te gusta tanto este sitio? — susurré tras su oreja haciendo que se le abrieran mucho los ojos.

No le di margen de reacción que con un simple empujón, la pegué contra el muro haciendo que el chorro a de agua a presión golpeara su zona más erógena.

Ah. — gimió a la vez que una corriente eléctrica la sacudía de pies a cabeza. Tuve que colocar mi pierna bajo de ella para que no cediera al latigazo de placer.

— ¿Qué...? — jadee y ella ladeó la cabeza para verme. Coloque mis brazos a cada lado de su rostro centrándome en verla gemir. Sus ojos, caídos por la excitación conectaron con los míos murmurándome un millón de preguntas. — ¿Creías que no sabía que estabas masturbandote frente a mi?

Su mirada descendió hasta mi boca y agarrándose a mi pelo, sus labios rozaron mi comisura. Cuando la sujeté por la cadera y succioné su mandíbula se corrió sobre mi provocando que mi bañador apretara más que nunca.

— Mmmph. — siguió gimiendo rozándose contra mi pierna colocada bajo su sexo.

Todo pasó muy rápido. Cuando el último espasmo abandonó su cuerpo, me alejé lentamente de ella tratando de recomponer mi descompasada respiración.

No sé qué me impulso a hacer eso pero por el calor que emanaba su sexo, Peyton disfrutó con creces de ello.

Después de aquello Allen entró enfurecido pegando gritos al aire. Me aparté de Peyton a toda prisa cambiando de carril aún entrecortado.

— ¡Peyton! — grito el muy efusivo mientras ella salía del agua. Intercambiamos una mirada rápida y entonces recordé el comentario de Kansas. "Es el nuevo fichaje de Allen." ¿Estaban juntos? — ¡Oh, hola Griffin!

Le devolví el saludo con media sonrisa y me volví a colocar el gorro para volver a mi rutina.

Me dio tiempo a hacer una piscina para alejarme de ellos. Pude ver a Allen cubriendo a Peyton con una toalla mientras se alejaban dirección a los vestuarios como si lo que acababa de pasar jamás hubiese sucedido.

***

¿Me he explicado bien? 😝😂

Feliz domingo 🚿😍

¿PD: que os parece la nueva portada🥰?

Os amo, Carlota

7 segundos [ + 18 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora