Cap. 15: BIOLOGIA

1.7K 102 33
                                        

Hay erratas, mañana corrijo.

***

¿Qué hacéis vosotros después de haber vivido una situación bochornosa?

Ya sabéis, una de esas situaciones en las que cuanto amanece al dia siguiente, maldices al vecino, a tu raza, tu subconsciente y al futuro de toda tu estirpe por haberte dejado sucumbir a tus peores impulsos. Si, soy de los que se fustiga internamente. Es justo por ese detallito que no me gusta beber alcohol ni salir de fiesta.

Tal vez sea que me preocupa desinhibirme. Mi Guido suele decir que eso me pasa por qué temo a mi verdadero yo.

— Eso no es vergüenza ajena. De quién te avergüenzas verdaderamente es del verdadero Kay Griffin.— Él siempre tan elocuente.

Esa fue la primera y última vez que me lo dijo. Fue tras la segunda fiesta consecutiva que amanecí sin recordar nada. Obviamente negué rotunda abalar semejante teoría. ¿Mi verdadero yo? ¿Qué demonios significaba aquello?

Tampoco le di oportunidad a indagar en ello. La humillación inseguridad y desconcierto eran demasiado ensordecedoras como para sentir curiosidad ante tal acusación. Ni siquiera me molesté en preguntarle qué sucedió durante esas fiestas. Estoy seguro de que si me lo contara, me sería imposible superarlo.

Así que hice lo imposible para no volver revivir un situación de vulnabiniliridad igual a esa. Es curioso, pues en realidad, el juicio de valor Aún que aquello significara sacrificar mi adolescencia.

Supongo que hay dos tipos de personas en el mundo. Las que siguen las normas, y las que viven para romperlas. Yo creía ser de las primeras, hasta que apareció ella.

La única, inigualable e indiscutible; Peyton .

Masajeo mis ojos, recuperando los recuerdos de anoche. Sus ojos castañas centelleaban por las sacudidas de su efímero orgasmo. El sonido del roce de su tela encabritandome, su respiración y aliento mentolado rebotando en mis mejillas.

Tengo que relamerme de solo pensarlo. Si no fuera por que acabo de despertarme, se me hubiese puesto dura. Me agarro la prempera maldiciendo mi existencia.

— ¿A que cojones estás jugando, Kay? — cubro mi rostro con el brazo libre.

Acabo de dejarlo con Karen, y lo primero que hago nada más ver a Peyton es... Bueno técnicamente, no hice nada esta vez.

Sus sonrojadas mejillas vuelven a mi mente y empiezo a sudar. Joder, ¿qué leches me pasa? ¿Es que estoy mal de la cabeza? Pasará lo que pasará, ¡Peyton tiene novio! Y para colmo, es integrante del maldito equipo de natación. Si hubiese vuelto segundos más tarde... nos hubiera pillado besándonos.

— Estoy como una puta cabra. — suspiro incorporándome de un salto. Me aferro a la cama pisan con los pies en el suelo.

Acabas de romper con Karen. Sigues hasta las malditas trancas de ella... ¿Qué fue lo que me hizo actuar así entonces? Tal vez... no esté tan enamorado como creía. Entorno la mirada hacia la mesilla de noche.

Mi teléfono no ha dejado de sonar desde que llegué a casa.

32 whatsapp.
12 llamadas perdidas.

Karen está destrozada. Parece que no ha pegado ojo en toda la noche. El corazón se me encoge de solo pensar la agonía que debe estar pasando. La odio por haberme mentido, pero me odio más a mi por hacerle daño.

"Jamás creí que mi primer te quiero acompañaría una despedida."

Es su último mensaje de las 4:00 am. Siento una punzada en el pecho al leerlo. Yo también la quiero, tanto que como no había querido a nadie hasta el momento. Pero ese mensaje es el resumen de todo aquello de lo que hay que mantenerse alejado: No se puede amar a alguien, si duele.

7 segundos [ + 18 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora