No esperé a que salieran por la puerta para empezar a besarla. Cuando escuché el portazo ya tenía a Karen acorralada entre el pupitre y mi entrepierna.
Fue un beso rabioso y desesperado. La agarre por el trasero para sentirla contra mi dureza. Tiré de su pelo para meterle la lengua; y solo encontré vacío.
Ella intentaba seguirme el ritmo, pero me supo a todo y nada a la vez. Karen se había ganado a pulso el trono de las regiones más oscuras de mi yo contenido. Pero me quedé allí un poco más. Disfrutando por un instante de todo aquello que hubiésemos sido, si no fuésemos ella y yo.
Se dejó morder y succionar mientras se enredaba en mi pelo. La besé como tantas veces la había besado, soñado que no se acabara nunca, agradeciendo por haberla encontrado pero esta vez no supo igual.
Empezó a balancearse para masturbarse contra mi sexo. Desperté del ensueño cuando saboreé su culpabilidad.
Las lágrimas empezaron a brotarle a medida que mi erección creía. Me gustaría decir que allí me detuve, pero no fue para nada lo sucedido.
La empujé duro con las caderas para hacer gemir. Sus manos descendieron por mi estómago para liberar mi excitación. — Aaaah.— gemí cuando sus dedos me rodearon y empezó a apretar.
— Estás apunto de correrte... — mordí sus pechos como respuesta y bajé rápido hasta sus caderas.
— Bájate los pantalones. — gruñí levantándola por las rodillas. Pero aquello no hizo falta. Llevaba unos pantalones cortos de seda, así que sólo tuve que apartarlo para abrirme paso hasta ella.
Le metí la lengua hasta el fondo y tiré de su cabello. Bajé levemente mis pantalones de chándal para facilitarme el camino y palme su entrado con mi miembro.
Karen tembló y a mi me vino de todo a la cabeza. La penetre de una sola estocada y su dolor hizo eco en toda la clase.
Jamás había sido así de violento en mi vida.
— Cállate, Karen. — me lancé a morderla y empecé a empotrarla. Sus jadeos contenidos y el chapoteo de nuestros sexos reinaban la sala.
Estaba poseída. Me hubiese dejado hacerle lo que sea, pensé al intensificar mis embestidas. Lo que sea. Babee al examinar su cuerpo expuesto ante mi.
La vibración de su orgasmo llegaba pero yo me sentía cada vez más y más lejos de culminar, así que me detuve.
— Joder.. — jadeó ella aceptando la pausa para coger aire. Pretendía volver a la carga, pero conseguí reaccionar a tiempo.
— Karen... — susurré arrepentido alejándome a duras penas. Se quedó traspuesta cuando salí de ella. — Lo siento... — me subí lo pantalones y le ayudé a acomodarse. — Yo no...
— No... — reía nerviosa intentando besarme de nuevo. — No pienses..
— Esto no está bien.. Lo siento. — No sabía que decirle; y jamás le hubiera hecho daño a propósito. Me relamí los labios para enfrentarla. — Esto no debería haber pasado.
Su respuesta fue más que devastadora.
— No me jodas, Kay. — estaba enfadada y tenía todo el derecho del mundo. — ¿ESTÁS DE COÑA, VERDAD? ¡¿Porqué!? ¿Porqué cojones me has besado...?
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RomanceLa primera vez que la vi, no comprendí lo que estaba haciendo. [ ...] Sus mejillas estaban rojas, su mirada, perdida en el techo y las piernas contraídas mientras su mano se movía circularmente dentro de su pantalón. Cualquiera con algo de pudor h...