Cap 14: CONSUELO [+18]

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Joder. Escuché movimiento tras de mi y lo único que supe hacer, fue correr hacía el gimnasio.

Huye. Me decía mi voz interior para que no cediera. Huye y no mires atrás. Al llegar al corredor, me limpié las lágrimas y saludé al vigilante de guardia intentando no parecer un adolescente enloquecido por su primera ruptura.

La odiaba. ¿Cómo había podido hacerme esto? La presión en mi pecho atoraba y atoraba, pero yo solo hacía que acelerar mis pasos para llegar en cuanto antes al vestuario.

Sumergirme. Eso es lo que necesitaba. Para mi suerte la piscina seguiría abierta hasta las 00:00h y siendo miércoles, pasado media hora del entreno del equipo femenino, no tenia por qué encontrarme con nadie.

Llegué a mi taquilla y desnudé a toda prisa para hundirme en el bañador de repuesto para urgencias. Gorro y gafas en mano, reposé mi cabeza contra el frío metal y apagué el teléfono.

Cuando me digné por fin a intentar serenarme, fui partícipe de los estímulos que adornaban mi alrededor.

— Mmmph. — fruncí el ceño intentando buscar la procedencia de la actividad. Parecían gemidos y eran dobles.

Recomponiendo la compostura, afiné la oreja y mis sentidos respondieron rápido. Vienen del pasillo de las duchas de la piscina. No podía ser verdad.

Tragué duro maldiciendo mi existencia y me quedé parado frente a la puerta sin saber qué hacer. ¿Debería interrumpir? ¿Ni siquiera sé quiénes son. ¿Debería echar un vistazo rápido y decidir?

— Ah. — se escucha un grito ahogado y la velocidad de los jadeos empieza a intensificarse. No puedo creer lo que estoy apunto de hacer. Tomando una bocanada de aire, entreabro la puerta muy lentamente para tratar de identificar a los protagonistas de dicho alboroto.

Me quedé congelado al volver a verlos. ¿Peyton y Allen? Era como estar teniendo un puto deja vú, pero esta vez con contenido explícito. Literalmente hasta el fondo.

Allen acorralaba a Peyton contra la pared utilizando una mano para silenciarla. Si no fuese la segunda vez que los pillo infraganti en un espacio público, diría que Peyton no está disfrutando de esto.

Con la cara roja y la mejilla pegada a la pared por la presión de las embestidas, la pelo azul mantiene los ojos y los puños cerrados mientras Allen la penetrantes una y otra vez por detrás.

Apenas se ha molestado en apartarle hacía un lado el bañador.

— Mmmmph. — los jadeos de ella intensifican, y por un momento, me imagino que soy yo quién la tiene acorralada.

— Peyton... — Allen empieza a convulsionar y ella se vuelve a duras penas para corresponder a su lengua. — me corro... — le oigo gemir.

Es entonces cuando me doy cuenta de que me he quedado mirando. Me cagó en la puta. Me echo para atrás haciendo demasiado ruido con el cierre de la puerta y me percato de que la tengo como una puta piedra.

¿Pero qué cojones me pasa?

— ¿Hola?— mierda. Pienso para mí visualizando la sombra de Allen detrás de la puerta. Me apresuro para correr a mi casillero y me coloco de espalda para ocultar mi erección.

Cuando mi compañero de equipo hace entrada en el vestuario y ya me he zambullido en mis pantalones y hago ver como si me estuviera desvistiéndome.

7 segundos [ + 18 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora