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Abro con pesadez mis ojos, puedo sentir la picazón en estos, sigo sintiéndome con esta cruel necesidad, afortunadamente es menos, pero lo malo de todo

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Abro con pesadez mis ojos, puedo sentir la picazón en estos, sigo sintiéndome con esta cruel necesidad, afortunadamente es menos, pero lo malo de todo....tengo que estar así 5 días, estoy completamente desnudo y mi piel quema.

-¿M....ma....Mamá?-Me muevo de un lado a otro.

Puedo escuchar como la puerta se abre, de ella entra mi Mamá con unas grandes ojeras.

-¿Cariño como te encuentras?-Sin poder seguir soportando suelto un gran sollozo.

-N....no quiero.....ser un omega-Cierro mis ojos, puedo escuchar como se mueve en la habitación, casi de inmediato, siento una manta cubrir mi cuerpo.

Un pequeño gemido brota de mis labios.

-¿Porqué no te gusta ser omega?-

-Quiero salir, cuidar como mi hermano, no estar con las hembras y omegas, además mi Alpha me ha rechazado en mi primer celo, no quiero esto-La tibia mano de mi madre acaricia suavemente mi cabeza, cierro mis piernas.

-N...no ha...hagas eso....-Casi de inmediato retira su mano.

-Perdóname-Suelta un suspiro.

-Mmm....-Me restriego contra la cama, no de nuevo.

-No sé que hacer cariño, el Alpha no ha regresado, todo está hecho un desastre afuera, afortunadamente gracias a su beta, todo esta un poco más controlado-

-N...no quiero esto..-

-Quisiera ayudarte pero no puedo, ya te di los supresores pero no funcionan en ti-Ruidos de nuevo se escuchan, pero ahora muy cerca.

-¡LARGO!-El grito horrorizado de mi madre resuena en la habitación.

Abro un poco mis ojos, suelto un gran gemido cuando el olor de la gran excitación del macho frente a mi llega a mis fosas nasales.

Mi madre intenta sacarlo pero la diferencia de estatura y complexión no le ayudan.

Es uno de los tantos machos sin pareja que no pueden controlarse, un Alpha de sangre no pura.

-¡No te le acerques!-La toma por los hombros y la saca de la habitación, camina rápidamente a mi lado.

Suelto varios gemidos llenos de completa necesidad, ahora ya no llamo a mi Alpha, lo llamo a él, lo único que mi cuerpo quiere es aparearse.

Siento como sus manos recorren mi cuerpo, son como fuego en mi piel.

Sus manos me dan bruscamente la vuelta, así dejando expuesta mi espalda.

Ya puedo sentir la humedad escurrir por mis temblorosas piernas, las cuáles solo están paradas, gracias a los fuertes dedos que están enterrados en mi cadera.

Mi cuerpo está desesperado por recibir, suelto un gemido cuando la lengua del macho recorre mi cuello desde atrás.

Me agacho aún más, listo para recibir.

Se que después me arrepentiré de todo, pero ahora lo único que quiero es alivio, este hombre es Alpha, no sangre pura, pero al final de cuentas es un Alpha.

-Ahhh.....-Suelto un sonoro gemido, cuando toca mi sensible entrada, la cual ya esta muy húmeda.

Puedo escuchar el sonido de su bragueta al bajar.

Desafortunadamente, dejó de sentir el cuerpo del macho que estaba a punto de montarme.

-¡Maldito!-Puedo ver a otro 4 machos sacar con mucha brusquedad al que estaba a punto de montarme, entre ellos esta mi padre, quien está bastante furioso.

Puedo escuchar el crujir de sus huesos, al igual que el de los demás.

Niego desesperado cuando comienzan a pelear en mi habitación.

Pero importándome poco, chillo llamando al hombre, sin embargo se lo llevan a rastras los hombres que acaban de llegar.

Saben que si alguien más me toma, será un gran problema, se desatará una guerra con el Alpha.

-Hijo deja de hacer eso, vuelves locos a los hombres...-Mi madre guía aún en su forma lobuna a mi padre afuera de mi habitación, seguido de los otros, un gran portazo se escucha, está enojada.

-¡QUIERO SALIR!-

-¡NO!-El calor es aún más insoportable ahora que me han tocado.

-¿Porque te fuiste....?-

EL PEQUEÑO DEL ALPHA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora