🗝️Capítulo dieciseis.

6.6K 372 201
                                    

Las doce se hicieron y Betty abrió el estudio de Jughead para verlo sentado

—No más trabajo—aseguró con una sonrisa.

Jughead sonrió y cerró su computadora—Bien,¿y que haremos?— preguntó

Betty lo observó con una sonrisa—Saldremos, tú y yo solos.

—¿Y no nos cambiaremos?— preguntó.

La rubia negó—No, iremos como dos personas ordinarias—soltó con una sonrisa.

Jughead la miró pero se encogió de hombros— Después de ti— aseguró mientras salían de su oficina.

Betty lo observó vesitido y se acordó de como se vestía en la secundaria. Ella estaba con su enterito de jean y una simple remera, y eso quería hacer, volver a lo de antes.

Al bajar por el ascensor, Thomas estaba en la puerta junto a Mitchell riendo.

—Señores— habló la rubia tendiendo su mano.

Ambos se miraron y le dieron a Betty las llaves de un auto.

—¿Ustedes son cómplices de este secuestro?— bromeó Jughead.

—Puede— soltaron ambos.

La rubia tomó la mano de Jughead y tiró de él mientras le daba las llaves del auto.— manejas — aseguró para que ambos entraran al auto.

—No se a donde ir— dijo obvio.

La rubia prendió el gps— lo tenía todo listo— aseguró con una sonrisa.

Jughead vió como la pantalla indicaba un lugar a 10 kilometros en las afueras de Los Ángeles pero simplemente se calló y manejó mientras disfrutaban de la música sin que ninguno dijera nada.

Y así, Jughead notó que cada vez estaban mas afuera hasta que paró en el lugar señalado y miró la rubia la cuál sonrió admirando el paisaje. Estaban con una vista hacia Los Ángeles, donde podían ver una gran parte de este.

—¿Qué es esto?— preguntó él sonriendo mientras la rubia abría la valija de la camioneta y señalaba la situación.

Jughead abrió la boca sin saber que decir al ver la manta en el piso de la camioneta y unos almohadones en esta con una canasta en el centro.

—Agradezco que tengas una camioneta grande y con techo en la valija— sonrió mientras entraba y se sentaba.

Jughead copió su acción—Cada día me sorprendes más, Cooper.

La rubia abrió la canasta— solo recuestate cómodamente— aseguró mientras sacaba dos vasos y servía refrescos en estos para darle un refuerzo a Jughead quien lo tomó. Esta tomó una para ella y se apoyó en el pecho de él.

—Es maravilloso— aseguró luego de un rato.

—La vista es increible.

—No hablaba de la vista solamente. Hablo de nosotros, el momento, el cielo.

La rubia lo miró con una sonrisa—si lo es.— esta quedó un rato en silencio.

—¿En que piensas?— se atrevió a preguntar Jughead.

Trato sexual//BugheadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora