🗝️Capítulo nueve.

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—¡Auch!— se quejó la rubia mientras Jughead se acostaba agitado en la cama, a su lado.

Eso ocurre porque quieres tener sexo con el pelo suelto— dijo levantándose para correr el pelo de la rubia.

—Eso pasa porque me desarmas el peinado.

—Perdón por hacerte el amor con clase.— se burló este.

La rubia tomó un suspiro de aire mientras se tapaba su cuerpo desnudo—¿Se ha pasado el problema?— preguntó esta mirándolo de costado. Ese repitió su acción mientras acariciaba su mejilla.

—Puede que si.—La rubia lo miró a los ojos—Bien,¿que quieres saber?— preguntó viendo la cara de la rubia.

—¿A qué te dedicas?— preguntó la rubia.

Jughead sonrió— soy empresario— confesó.

—Si, si, ¿pero que haces exactamente?— preguntó.

Este lo pensó—¿Quieres saber lo legal o lo ilegal?— la rubia lo miró alarmada, este rió—Tranquila, era broma.— aclaró, aunque no del todo, pero la rubia no estaba preparada para escuchar aquello.—Bueno, al principio tenía propiedades, las vendía y aseguraba algunos locales.

—¿Al principio?— preguntó.

Jughead hizo una mueca— el negocio se desvirtuó un poco. Pero consiste maso menos en que yo tengo propiedades y las rento por un tiempo, o creo propiedades, o empresas. No lo se Betty, es un gran negocio y hago bastante.

La rubia lo miró con desconfianza—¿Cuánta plata tienes en tu cuenta?

Jughead la miró—¿Acaso planeas estafarme?

—Creo seriamente que tienes algo ilegal.

Este rodeó sus ojos—¿las serpientes son ilegales?

Betty se sentó en la cama—Las drogas que manejan las serpientes, si— dijo, su cara había cambiado.

—Quieta ahí, nena— aclaró este, sentándose en la cama— Yo soy quién las maneja en lo general, lo que ellas hagan no es mi problema. Yo soy dueño del bar y parte del sur.— aclaró.

—No te creo— soltó.

—No lo hagas— dijo encogiéndose de hombros— el hecho que no me creas no va a cambiar los millones de dolares que tengo en mi cuenta bancaria, cariño.

La rubia hizo una mueca para acostarse a su lado mientras que Jughead la rodeaba con sus brazos y la apegaba a su cuerpo.—No habrá ningún problema con mi trabajo— aseguró este acariciando el brazo desnudo de la rubia.

—No claro que no, porque seguramente que si tu caes, cae medio país.

Jughead sonrió— Si caigo, el gobierno caerá conmigo.

La rubia lo volvió a mirar— ¿De verdad?. ¿También trabajas con ellos?

—Betty, tengo algo más grande de lo que te imaginas.

—Creeme que ya lo he visto— dijo con una sonrisa.

Jughead alzó una ceja— ¿Que haré contigo, Elizabeth?— dijo negando.

—Me preguntó lo mismo— confesó .

—¿Quieres cenar algo?— preguntó acariciando su brazo.

Trato sexual//BugheadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora