Erick suspira acariciando el rostro de Joel mientras lo mira a los ojos.
Es otra noche y el tiempo está pasando más rápido de lo que le gustaría.
Se acerca un día en el que no quiere pensar.
—¿Así? —pregunta el rizado en un susurro, tocando su pene.
—Sí —dice mordiendo su labio interior— ahora métete más fuerte, sin dejar de masturbarme, ¿bien?
Joel asiente inseguro agarrando su cintura con la otra mano para impulsarse.
No es complicado seguir un ritmo porque su cuerpo sabe lo que quiere.
Jadea contra la boca del ojiverde que intenta disminuir el sonido de sus gemidos, debajo de las frazadas.
Es una lástima que no bloqueen el sonido de la cama golpeando la pared.
Erick araña la espalda del rizado cuando va más rápido y se aferra a sus labios con los suyos, besándolo torpemente.
—Erick —susurra con dificultad corriéndose dentro y el ojiverde mira sus ojos llegando también.
—Te amo —suelta automáticamente, y es algo que se ha vuelto más habitual de lo que le gustaría.
Ya no se está resistiendo a decirlo cuando están en la cama.
Joel se acuesta a un lado con el cuerpo agotado y el ojiverde sube sobre su pecho, calmando su respiración.
Sonríe cuando siente los dedos del rizado en su piel haciéndole cosquillas, hasta que llega a su barriguita.
—Comiste —dice Joel sonriéndole— también comí mucho.
Erick ríe negando con la cabeza.
—Claro que no es comida, Joey.
—¿No es?
—No —responde cerrando los ojos, mientras se oculta en su cuello.
—¿Entonces?
Las manos del ojiverde pasan por su pecho y tiene un nudo en la garganta, porque sabe que no puede decirle la verdad.
Es información que no va a entender.
Sería poco profesional, pero se sentiría aún peor sabiendo que va a quitarle todos sus derechos por ser especial.
—Es un bebé —dice lento, esperando ver su reacción.
Joel se acerca con los ojos entrecerrados y responde en un susurro.
—¿Cómo te metiste un bebé ahí?
—Mi bebé...
Sus palabras quedan en el aire cuando escucha los golpes en la puerta, y un escalofrío pasa por su cuerpo.
Qué posibilidades hay de que toquen a esa hora.
Ninguna.
Quizás, es el mejor de los casos y solo quieren asegurarse de que Joel esté dormido.
Pero suena poco probable incluso siendo positivo.
—Erick, sal un momento por favor, quiero hablarte.
La voz de Patricia es dura, pero parece no querer asustar al rizado.
Tiene sentido, porque él tampoco quiere actuar de una manera que vaya a provocarle tensión.
Erick se levanta y agarra su ropa, con sus dedos temblando.
—A mamá no le molesta que duermas conmigo —dice Joel sonriendo— ¿verdad?
—Mamá no sabía que duermo contigo, Joey.