Erick aún se siente nervioso al entrar en la habitación de Joel, y mira con una ligera sonrisa que no puede detener, la forma en que entrelaza sus dedos para no soltarlo.
—Joey.
Al oírlo, el rizado gira hacia él y sus labios se presionan fuerte entre sí.
El corazón del ojiverde se acelera, porque lo conoce.
—Joey, no llores —susurra acercándose.
—E-Es que no venías —responde por fin con la voz rota.
—Perdón —dice bajito, agarrando su rostro para que lo mire— me hiciste falta, de verdad, no quiero que pienses que no quería estar contigo.
—¿Me extrañaste? —pregunta cerrando los ojitos y Erick suspira viendo sus lágrimas caer.
—No entenderías cuánto.
—Yo entiendo —afirma rápidamente.
—¿Entiendes lo importante que eres para mí?
—¿Lo soy?
Erick baja la mirada a sus labios mientras limpia sus lágrimas y el nudo en su garganta crece.
—Mucho —susurra contra su boca.
Joel sonríe ligeramente y el ojiverde aprovecha para atrapar sus labios.
Lo besa.
Mueve su lengua lentamente por los bordes y cuando atrapa la suya, nota como se estremece.
—Así se hacen los bebés —dice el rizado apenas se separa y Erick nota que baja la mirada a su barriga.
—¿Qué?
—Papá dice que así se hacen los bebés —menciona ladeando la cabeza.
—No exactamente —responde negando con la cabeza— p-pero es verdad que hicimos uno.
Los labios del rizado se entreabren esperando más información.
—Lo he pensado mucho, Joel, y no sé si sea correcto, pero me he cuestionado hasta donde tengo el derecho de escoger qué mereces saber y que no —suelta mirando el piso— voy a tener problemas, con tu mamá, y aunque tu papá parece ser más flexible, no estoy seguro de que vaya a entender esto.
—¿Y es mi bebé? —pregunta aún confundido.
—Sí —susurra acercándose de nuevo— y lo amo, y amo que sea tuyo, y quiero tanto estar contigo justo ahora.
—Quédate entonces.
—No puedo.
—Él puede —escuchan ambos en el pasillo y Erick camina a la puerta, encontrándose con la mirada del presidente.
Él parece bastante relajado.
—Señor...
—Necesita una explicación larga —dice sereno.
—¿Y usted?
—Estoy confundido, pero creo que Joel necesita esa información más que yo.
Erick asiente lentamente, nervioso.
—Lo amo —indica antes de que se vaya— nunca haría algo para dañarlo.
—Lo sé.
—No intento justificarme, yo perdí el control, y no pude evitarlo, quizás crea que aproveché la situación, y sé que en parte esa es la verdad...
—No lo creo —responde soltando un suspiro— Joel te ama, y tendremos una conversación pendiente, tú y yo, después.
—Gracias —balbucea al oír sus pasos alejándose.
—Siempre he querido tener un nieto —dice sonriendo ligeramente— p-pensé que no podría.
