Capitulo 9: "Mañana comenzarán las clases"

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¡Hola chicos! Aquí estamos de nuevo con el capitulo 9 de la novela, siento el retraso pero creo que no saben lo que es un profesor de física amargado, pues yo si... Y bueno despues de un tiempo sin seguir la novela, ya volvemos a las andadas con Avril, Joe y demás ¡espero que os guste!



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Mi corazón latía fuertemente en mi pecho, cuando cerré la puerta la imagen de Jonathan se me quedó grabada en mi mente como un sentimiento que se aferraba a mí sin querer marcharse. Me apoyé sobre la puerta y me deslicé sobre ella hasta que me quedé sentada en el frío suelo de la entrada. Todo estaba siendo demasiado para mí, y Joe era mi único consuelo, ahora ya no tenía nada.


-¿Avril?...- susurraron desde la esquina del pasillo. Levanté la cabeza lentamente de entre mis brazos, pudiendo comprobar que se trataba de Madison, la chica Hielo que había visto el día anterior.


-Avril, ¿estas bien?...- La armoniosa voz de la chica se aproximó a mí lentamente y se agachó para verme mejor.


-Es tarde, ¿te apetece cenar algo?- Los ojos grises de la muchacha tenían un cierto brillo, que hacían sentirme más cálida. Me levanté del suelo como pude, aún con dolida por Joe y me hice un moño improvisado y me quité la arena y la tierra de mis zapatos y ropas.


-Claro- le sonreí con la boca cerrada y la chica me cogió de la mano para guiarme. Estábamos de nuevo en el interminable pasillo blanco. Todo lleno de puertas cerradas y estrechas.


-Ten cuidado, no sería raro que te perdieras, incluso yo, que llevo aquí tres años alguna que otra vez lo hago.- Madison era una chica esbelta y alta, sus increíblemente grandes ojos grises la hacían más llamativa. Su pelo largo le llegaba a la cintura y era de color albino, su piel blanca hacía contraste con su pelo y sus ojos, Madison parecía una hermosa figura de hielo tallado.


Pronto llegamos a una gran puerta de hielo opaco que daba a un magnífico comedor ocupado solamente por la profesora y el hermano de Madison.


-Bienvenida Avril, ya veo que te has animado a cenar con nosotros.- La profesora se mostraba mucho más alegre y dispuesta que cuendo salió del Distrito 2 por la tarde. Sonreí sin decir palabra aún y me senté en una mesa redonda donde estaban ya los tres sentados.


-Encantado Avril, soy Louis, el hermano de Maddy.- Louis era muy parecido a Madison, también tenía unos ojos enormes y tez blanca y el pelo albino, pero en su piel parecía estar hecha de nieve, incluso tuve la sensación de que caían pequeños copos de nieve de ella. Le di la mano y por primera vez sentí a alguien a la misma temperatura corporal que yo. Que alivio por dios.


-Mañana empezaremos las clases como normalmente lo hemos hecho.- dijo Amèline con tono despreocupado, pero al ver mi cara interrogante prosiguió.


-Mañana las clases comenzarán en el aula 10 a las 8:00, no quiero falta de impuntualidad, solo quedan dos meses para las primeras pruebas y no quiero que volvamos a quedar los últimos porque no sepáis controlar vuestros poderes ¿entendéis?- Se quedaron callados mientras un señor entraba por la puerta de la cocina con bastantes platos.


-Aquí tienen, la especialidad del chef para el primer día de curso.- El señor guiñó un ojo y soltó los platos frente a nosotros volviendo de nuevo a la cocina.


-Es Gustavo, el director de cocina del distrito- Concluyó Louis.


Todos vimos los exquisitos manjares que nos habían preparado: cordero, pollo, pescado y ensalada para cada uno, y de postre una deliciosa mousse de chocolate casera. A todos nos resultó la comida más exquisita de todo el día. Después de hincharnos a comer, la profesora fue la primera en disculparse e irse a preparar la clase de mañana, seguida de Louis y Madison y yo.


-Nuestras habitaciones están en la planta de arriba- ¿Planta de arriba, y para qué demonios servían las docenas de habitaciones cerradas de todo el pasillo?

Salimos del comedor y volvimos al interminable laberinto blanco, estuvimos un par de minutos andando hasta que encontramos otra pasillo a la derecha que daba a una enorme escalera de cristal. Subimos por ella hasta llegar a un pequeño cuarto con dos puertas.


-Esta será tu habitación- Dijo la chica señalando la puerta del fondo.-Yo duermo con mi hermano en esta, si necesitas algo, no dudes en pedírnoslo, estaremos encantados de ayudarte.- Estas fueron sus últimas palabras antes de entrar por la puerta blanca y desaparecer en la oscuridad de dentro, dejándome sola. Finalmente me decidí a entrar, rogando, suplicando que no fuera la cama más incómoda del mundo, ni las mantas mas frías del distrito.


Entré con los ojos cerrados esperando encontrarme una habitación blanca con una cama del mismo color en el centro, pero para mi sorpresa no fue para nada así. Di saltos de alegría al ver un suelo de madera oscura, con la paredes de diferentes colores y una magnífica cama a un lado de la habitación. La habitación era espaciosa, con una chimenea a un lado y unos cómodos sillones junto a ella, un escritorio blanco y un gigantesco armario que para mi sorpresa, no solo estaba lleno de mi ropa, sino de ropa nueva que habían encargado colocar allí para mí. Todo era acogedor y cálido, justo como quería sentirme en aquel momento. Y mirando a mi espalda, un gran ventanal como el del distrito 2, que ocupaba toda una pared, daba increíbles vistas a la inmensa pradera que se extendía a kilómetros y kilómetros.


Me sentí increíblemente bien en aquel instante, todo iba bien y nada podía ir mal, pero aunque me encantara todo ahora mismo, no podía dejar de pensar en Joe, sus ojos verdes y su estúpida sonrisa me sacaban de este mundo frío y me llevaban lejos. Y solo con pensar que estaría dos meses sin verlo me helaba el alma. Aunque también es cierto que tarde o temprano tendría que enfrentarme a esto yo sola ¿que más da que fuera antes o despues?

Me di una ducha caliente y me metí en la cama, me quedé dormida viendo las estrellas por la ventana, que me hacían sentir que seguía en casa, con mamá, en el jardín tendidas en el suelo, viendo las estrellas, y por un momento, solo por un momento volví a sentirme como si allí estuviera, mirando las estrellas...




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