Había alrededor de 10 personas sentadas en una larga mesa de madera. Todos ellos con uniformes de colores diferentes, blanco, verede, amarillo... La señora Strawford vestía como normalmente lo hace, salvo por unos guantes plateados, que supongo que los llevaba por seguridad.Toda la sala cuchicheaba al mismo teimpo del que yo me percataba que llevaba la ropa rota y desilachada, el pelo destrozado y mis manos y pies estaban negros. Pero la verdad es que no me importaba.
Un señor de mediana edad, con pinta seria y poco agradable se levantó desde el final de la mesa.
-Bien Amèline, puede mostrarnos la causa por la cual nos ha reunido aquí.- Su voz grave hizo que el murmullo parara y que todos se nos quedaran mirando. Mi profesora se dispuso a sentarse y con tono relajado continuó.
-Esta señorita, caballeros, es Avril Adams. La nueva integrante del distrito Hielo este curso.- De nuevo, todo el mundo volvió a murmurar , solo que esta vez un poco más alto. En especial, un chico más o menos mayor que yo me miraba frío, con cara pensativa. En cuanto me percaté de ello, me coloqué el pelo lo mejor que pude e intenté tapar un poco los rajadas de mi ropa.
"¿Pero qué haces?" pensé.
-¿Es todo?- Prosiguió el señor con impaciencia. Ella negó con la cabeza.
-Esta mañana, cuando estaba acabando de rellenar unos informes, Madison y Louis de mi distrito, vinieron corriendo en mi busca porque había pasado algo terrible.-
"Dios Avril, la has hecho buena"
-Y estos me comunicaron que la señorita Adams aquí presente-
"Pero que muy buena"
-Había congelado parcialmente a un integrante del distrito Fuego.- Tras esas palabras cundió el pánico en la sala. El murmullo se había convertido en gritos y todo era un caos. La gente me miraba al mismo tiempo que me gritaba algo en un idioma extranjero y así estubieron por un par de minutos. Sien embargo, el chico de antes y el señor al que mi profesora había respondido estaban quietos, sentados, pensativos... Hasta que el señor de mediana edad se levantó de un golpe, al mismo tiempo que todos callaron.
-Amèline, ¿es eso cierto?- La señora Strawford se mostraba bastante relajada.
-Y no solo eso, sino que después, cuando me disponía a hablar con ella sobre lo ocurrido, me mostró algo que me dejó atónita.- Todos callamos después de aquello, solo había silencio.
-La luz- Finalizó. Al principio todos rieron a pleno pulmón, pero viendo la seriedad de Amèline, cambiaron de cara drásticamente.
-Eso es imposible, ¿qué tendrá, 16, 17?-
-Compruébenlo ustedes mismos- Esta vez la profesora se giró hacia mí con cara de "Todo tuyos".
Si os digo la verdad, no tenía ni idea de que hacer, me paralicé y no podía articular palabra.
"¿Qué se supone que tengo qué hacer?"
Todos me miraban perplejos ante mi asombro hasta que el chico interrumpió.
-¿Vas a hacer algo o simplemente te vas a quedar ahí parada?-
Su voz era dulce e irritante, pero yo seguí ahí parada sin saber qué hacer.
-Avril...- Me susurró Améline.
-Vuelve a hacer lo que hicistes en el distrito- A pesar de que yo quería volver a hacerlo, no pude.
A pesar de que lo intenté, mi cuerpo no respondía y todos se levantaron a la vez. El chico y el señor incluido. Todos salieron por una puerta pequeña que había a la derecha de la habitación.
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Hielo
Teen FictionEn Yakutat, Alaska, nació Avril, una chica normal a ojos del mundo. Excepto, por su fría piel y sus azules e irreales ojos. Avril tendrá que enfrentarse al duro mundo de una adolescente, hasta que al cumplir 16 años, todo saliera a la luz. La madre...