Capitulo 19: "Cuidado con las bebidas de Brandon, no llevan nada bueno"

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Una lágrima escapó de mis maquillados ojos al tiempo que me veía mi reflejo en el espejo. Por primera vez desde que había llegado, había añorado ser normal, no preocuparme por la magia, sentarme en la chimenea con mamá y tomarnos una taza de chocolate caliente mientras disfrutábamos de nuestra compañía. Añoraba a Bella, con sus estúpidas ideas y sus repentinos cambios de humor, su sonrisa, que hacía parecer que todo iba bien... Yakutat en sí, ese maldito pueblo en el que me había criado no se veía tan mal ahora.

Maddy me cogió del hombro al tiempo que me sonreía. Una de esas sonrisas que te dicen "te entiendo", de las que no hace falta decir nada para entenderlas. Aquí tenía ahora una nueva familia, y aunque me dolía estar lejos de casa, esta era ahora mi vida.

El sonido del timbre en la planta de abajo me hizo despertar.

-Que comience la fiesta.- Dije. Retiré la mirada del espejo y me dirigí a la puerta, seguida de Madison.

Cuando llegamos a la puerta principal, Louis ya nos estaba esperando allí, listo para recibir a los invitados. Les brindé una mirada cómplice y me digné a abrir la puerta.

Casi me caigo de la impresión. Una manada de gente se abalanzó hacia el interior del edificio en cuanto abrí la puerta.

Como 200 personas se me echaron encima, sin dejarme siquiera apartarme. Fue todo muy rápido, la gente me pisaba y me aplastaba conforme pasaban por la puerta. Estaba atrapada debajo de todo aquel gentío, era horrible.

Y como de la nada, un destello negro hizo que me estremeciera. En un breve segundo unos ojos negros azabache penetraron en los míos como estacas. Como si de un sueño se tratase, chillé todo lo que pude, llamando la atención de la gente.

Algunos se apartaron, dejándome tirada en el suelo, con la imagen negra nublándome los ojos. Me llevé las manos a las orejas y comencé a temblar. Me senté en el suelo y me abracé a mí misma, todos se quedaron en silencio.

-¡Apartaos!- Una voz resonó desde la entrada del distrito.

Un chico moreno se hizo paso entre la multitud hasta llegar a la puerta. Todos se apartaron y el chico me cogió lentamente en brazos. No distinguía nada, sólo recordaba la voz del ese hombre, sus ojos, que hacía tan sólo unos segundos había oído.

-Llévala fuera, iremos enseguida.- Pude reconocer la voz de Louis, preocupado.

Sentía el cálido latir del corazón de mi acompañante, me hizo sentir mejor. Sus músculos eran fuertes, y sus brazos sostenían mi endeble cuerpo, que aún se estaba acostumbrando a no emanar frío.

Recorrimos los blancos pasillos, mientras yo oía cómo la música comenzaba a sonar en el salón. No estuve mucho tiempo sostenida en el cálido abrazo del misterioso chico, puesto que en cuanto abrió la puerta de entrada al valle me soltó con cuidado en uno de los bancos cerca de la colina.

Yo ya me había relajado. El cielo se había teñido de un azul muy oscuro, y las estrellas centelleaban como fuego ardiente. Todo estaba en silencio excepto por un leve sonido que emanaba del interior del distrito.

A la tenue luz de la luna llena, el chico que me acompañaba estaba sentado a mi lado, pensativo. No había dicho nada aún. No distinguía gran parte de él, tan solo veía que la luna le teñía el pelo oscuro al joven. Su piel también era de un tono oscuro, pero no distinguía ninguna facción de su cara con claridad.

-Gracias.- Me atreví a decir.

El chico me miró, con unos ojos grandes y familiares, pero nada más. Ni un "de nada", ninguna contestación por su parte. Tan solo se limitó a levantarse y dirigirse hasta la entrada al distrito.

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⏰ Última actualización: Feb 13, 2016 ⏰

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