Muchas gracias a Laura Gallego por crear La Enciclopedia de Idhún, pues ha hecho mucho más ameno este capítulo y he conseguido que casi todas las piezas encajen y tenga sentido con lo que ella creó.
La mayoría de los datos, lugares, nombres o leyendas sobre las que escriba se han inspirado o ahn sido literalmente sacadas del universo de Idhún que creó Laura Gallego, algunas de ellas sólo recopiladas en la Enciclopedia. Espero que la disfrutéis.
Otra vez, siento mucho la tardanza. Pero con esta cuarentena me ha dado por escribir.
I
Cuando Kirtash empezó a aterrizar, las alas no querían responderle, tenía los músculos atrofiados, e incluso la vista se le nublaba. "Demasiado peso", cargaba con dos niños en su espalda, y el muchacho se había amarrado con una cuerda y colgaba como un peso muerto con el tercer niño en sus brazos. Kirtash no comprendía aún cómo no se había caído antes. Cuando su cuerpo chocó contra el suelo, ninguno de los síntomas se disipó: sentía todos los anillos crujir entre ellos, los colmillos silababan un veneno de algunos días, que se convertía en sabor metálico al bajar por su garganta. La mente estaba agotada, su cuerpo entumecido, pero sobre todo aquello, lo que más le dolía era el ala izquierda.
Rodó sobre sí mismo, haciendo que los niños cayeran al suelo, sin ningún cuidado. El muchacho y el pequeño szish yacían varios metros más allá. Con un esfuerzo sobrehumano, consiguió levantar el ala y girar la cabeza lo suficiente para apreciarlo: una herida profunda, sangrante. Notaba cómo aún supuraba después del impacto, y ardía como mil demonios. Pero por suerte tenía agüero de entrada y salida: la flecha no se le había incrustado en la piel, y se curaría en un rato. "Pero ya ha pasado un rato" pensó Kirtash, observando los bordes de la herida. Eso sólo podía significar una cosa.
"Roca maldita"
Victoria estaba conversando sobre la distancia que había del Oráculo a Nurgon con el Padre Ha-Din, cuando los vio caer. Primero al niño que había ido con Kirtash y con Eva en esta estúpida misión, Aurion creía recordar, y luego vio el cuerpo del shek cayendo sobre la colina. Sin pensarlo, corrió en su dirección, arrollando varias plantas del huerto y espantando a los pájaros. Y la gente la siguió, todos los sacerdotes y sacerdotisas se gritaban unos a otros, y los refugiados los siguieron tras el jaleo. Para cuando Victoria llegó hasta ellos, medio Oráculo estaba allí.
Christian se había transformado en humano otra vez, y tenía un horrible corte sangrante en el brazo. Su ojos azules estaban bañados en rojo, como si llevara años sin dormir. Su piel era más pálida que de costumbre, y casi no podía mantenerse en pie.
"¿Le habrán dado a Eva?" fue lo primero que le pasó por la cabeza al unicornio. Si Kirtash estaba herido, Eva era mucho más inexperta que él en la transformación, por lo tanto era un blanco más fácil.
Miró a su alrededor, la gente se abalanzaba sobre los recién llegados para ver mejor, y ya había cuatro sacerdotes atendiendo a los niños szish. "Los han rescatado", algo dentro de Victoria se calmó abruptamente, como si hubiera estado manteniendo un nudo en los pulmones. Al menos algo salía bien, de vez en cuando.
Siguió buscando, y vio a Aurion, y este la miraba con pavor en los ojos. Victoria se quedó prendada de esa mirada unos segundos, y ninguno dijo nada. No se conocían, a lo mejor habían intercambiado una o dos palabras, pero la semimaga no necesitó más que eso para leer lo que estaba grabado a fuego en esos ojos azules oscuros. Apoyó sus manos sobre las rodillas, para coger aire. Notó cómo la fuerza del bosque se metía como una corriente eléctrica en su cuerpo, y casi podía ver chispas saliendo de la punta de sus dedos. Se dejó caer frente a Kirtash, que la agarró con su brazo bueno, aún débil. Pero de repente Victoria colocó su mano sobre la de él, y dejó salir la energía. Kirtash retrocedió y cayó sobre su espalda, apretando la mano contra el pecho.
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Memorias de Idhún IV: De luz, hielo y fuego.
Fantasía(Continuación (mía) de la trilogía de Memorias de Idhún, por Laura Gallego García) Eva y Erik tienen que descubrir solos todos los secretos que sus padres les han estado ocultando, y tarde o temprano, darán un paso hacia otro mundo. Un mundo que n...