Este es asombrosamente largo porque hoy me he levantado inspirada, y yo solo sé escribir así. Espero que lo disfrutéis tanto como yo escribiéndolo.
Sorry por tardar, again.
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I
—Por favor, cuéntanoslo todo otra vez— pidió el padre Ha-Din. Estaba sentado a la cabecera de la mesa en la que solían comer, mientras removía una taza de té azulado.
Kirtash estaba sentado cuatro sillas a su derecha, junto a Jack y a Minash, el general de los Nuevos Sheks. Aún le escocía la herida del brazo que no parecía parar de supurar. Las sacerdotisas habían vendado la zona tras aplicarle un ungüento asqueroso de un color muy extraño. Sin embargo, el brazo no era lo que más le dolía.
Levantó la mirada de la mesa y la posó en el Padre. Siempre había encontrado sus ojos muy bondadosos, pero ahora solo percibía desprecio o decepción. Se recolocó en su silla y comenzó otra vez.
—Ya habíamos llegado a la cima del pozo, Eva estaba recostada junto a la niña con la que cargaba— observó como la pierna de Jack no paraba de temblar, y de sus ojos resbalaban lágrimas espesas. "¿Por Eva? ¿Por Victoria? ¿Por qué llora un dragón?" pero Kirtash no lo sabía.—Nos detuvimos un momento a mirar las vistas y comprobar la posición, pero los guardias ya estaban en la ventana.
"Le dije a Eva que cogiera a su niña y volara, y mientras yo hice lo mismo con el mío y Aurion. No lo pensé, me transformé en ese instante y alcé el vuelo; me giré para comprobar que Eva me seguía, pero entonces vi como lanzaba a la niña sobre mi espalda, y caía hacia atrás. Esa fue la última vez que la vi. Cayó hacia el fondo, los arqueros estaban disparando y la caída es muy alta..."
Se tuvo que detener, mientras revivía una y otra vez aquel recuerdo en su cabeza. La había mirado a los ojos y había comprendido tantas cosas en un segundo... para no volverla a ver jamás. También había gritado algo mentalmente, pero no llegaba a recordar el qué. Puede que solo fuera un grito. Antes de morir.
—Dices que esa fue la última vez que la viste— dijo el Padre Ha-Din, aguzando su mirada— ¿la sentías aún cuando te fuiste?
Kirtash le fulminó con la mirada. Podía notar todos los ojos sobre su rostro, todos los pensamientos fugaces, las emociones en el ambiente. Él era distinto, Kirtash no mostraba dolor, ni rechazo, ni odio o repulsión. Era un shek, el ser mas poderoso de los presentes. Aun así, lo sintió todo, y cada pedazo de su piel se erizaba por momentos.
—Sí— respondió, a duras penas— La sentí sufrir. Ya no escuchaba nada en su cabeza, pero sí que sufría. Es muy fuerte, pensé que podía ir al Oráculo y volver a buscarla, podría haber llegado... pero la dejé de sentir a medio camino.
—¿A qué te refieres con eso?— preguntó Minash, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.
Kirtash lo miró a él. El semi gigante no estaba afectado por los acontecimientos, no conocía a Eva y seguramente sentiría poca inclinación por los sheks. Como casi todos allí.
—Existe una conexión. Cuando los sheks nos conocemos se establece una red personal diferente a la colectiva, y esa nunca se pierde. No te dice mucho si no estas presente con el shek o a corta distancia, sobretodo si uno de los dos está inconsciente. Pero si se rompe así la conexión sólo puede significar una cosa—. Esta vez miró a Jack, y este le devolvió la mirada— Que el otro ya no está.
Todos mantuvieron el silencio. El Padre Ha-Din dejó de remover la taza y miró hacia el cielo, y Jack se intentaba secar las lágrimas disimuladamente contra el hombro. Kirtash sólo escuchaba una voz en su cabeza, como si fuera un fantasma, y ni siquiera comprendía lo que decía. Cuando murió su padre lo único que cambió fue que se sentía más libre, más él. Y a sus otros tres padres ni siquiera los recuerda. Kirtash no tenía amigos, solo responsabilidades. Y jamás dejaba de cumplirlas. Ahora, su mayor tesoro se había ido, y él la había abandonado. "Así que esto es la culpa" pensó.
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Memorias de Idhún IV: De luz, hielo y fuego.
Fantasy(Continuación (mía) de la trilogía de Memorias de Idhún, por Laura Gallego García) Eva y Erik tienen que descubrir solos todos los secretos que sus padres les han estado ocultando, y tarde o temprano, darán un paso hacia otro mundo. Un mundo que n...