No tengo nada que añadir.
Disfrutad.
Y sorry :) por tardar.
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Eva estaba empapada, pero aun así su paso por la arena que bañaba las callejuelas de Nurgon era prácticamente nulo. Quiso creer que se debía a su destreza en el arte de la danza y los pies ligeros, pero algo dentro de ella le decía que en realidad tenía mucho más que ver con la serpiente que llevaba dentro. Aurion caminaba delante de ella, pero cualquiera que los siguiera nunca advertiría que eran dos personas. Se movían casi como uno, Eva pisando sobre las huellas del muchacho y tratando de mirar lo menos posible hacia delante. No se habían cruzado con nadie desde que se incursaron por la portezuela del rio, nadando a contra corriente. Aurion había insistido en ir el primero, lo que había resultado en un casi completo desastre ya que sus conocimientos de nado y buceo eran prácticamente nulos, pero consiguió por fin agarrarse a un trozo de madera prácticamente suelta que colgaba de la casa de un sastre, al otro lado de las murallas. Eva lo siguió, no le costó mucho más de diez segundos, pero para cuando llegó allí Aurion respiraba aun entrecortadamente, agarrando su lanza contra el pecho.
—Habrá que buscar otra salida— dijo el muchacho, poniéndose en pie trabajosamente—. Yo por ahí no vuelvo.
Eva saltó sobre el saliente casi sin salpicar, y no perdió tiempo en escurrirse las ropas, ya que bajo aquellos soles abrasadores estaría seca antes de que se encontraran con alguien, y de no ser así, tampoco era tan extraño zambullirse en el rio de la ciudad para escapar del despiadado calor.
Cuando doblaron un par de esquinas se dieron cuenta que las calles estaban prácticamente vacías en aquella zona, a excepción de un par de mendigos con la cabeza gacha y perros callejeros que los gruñían al pasar. Lo que más temían encontrarse era a algún guardia de la ciudad o quizá un caballero, pero solo el polvo parecía habitar esas calles.
Comprendieron la ausencia de la gente cuanto más se acercaban al centro de la ciudad. Los gritos y tambores se empezaban a escuchar. Eva detuvo a Aurion justo en el preciso instante que una pareja de centinelas cruzaba trotando junto a ellos, en dirección a la plaza del Rey, seguidos por vecinos muy animados. Rápidamente se metieron en un portal y esperaron a que los últimos rezagados pasaran de largo.
—Esto es una locura— espetó Aurion, dándole un puntapié a un barreño de excrementos— ¿Cómo pretende tu padre que nos colemos en aquellas mazmorras?
—Ya te lo ha dicho— contestó Eva, girándose hacia el callejón de la izquierda para observar como la última mujer desaparecía al cruzar la esquina. No se veía a nadie más—. Nos colamos entre la multitud, lo más cerca que podamos de la entrada sur de la fortaleza, y esperamos su señal.
Aurion ya le había dicho a Kirtash que aquel plan carecía de sentido y que dependían mucho de la suerte, desde colarse por el rio hasta que consiguieran entrar en esa plaza, pero Kirtash se limitó a mirarlo y a recordarle donde debían esperarlo: "En el tercer descansillo por las escaleras de la derecha, y si alguien viene antes que él huid o luchad".
—Sigue pareciendo un suicidio— continuó Aurion—. Ni siquiera tenemos armas en condiciones.
Eva observo su puñal y su pequeña lanza, más bien un palo con una hoja afilada en la punta; era lo único que podía pasar por entre los barrotes del rio y no llamar la atención entre los ciudadanos. Una espada atraería mil ojos.
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Memorias de Idhún IV: De luz, hielo y fuego.
Fantasy(Continuación (mía) de la trilogía de Memorias de Idhún, por Laura Gallego García) Eva y Erik tienen que descubrir solos todos los secretos que sus padres les han estado ocultando, y tarde o temprano, darán un paso hacia otro mundo. Un mundo que n...