cap 103: [VII]

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Las dos rubias necesitaban tener un momento de paz para recargar sus energías luego de todo eso.

Jinsoul es la primera en moverse, pues tenía que apurarse para poder descansar. "El trabajo infinito que tenía que hacer"—no le eres muy agradable pensar en el—.
Recogen sus cosas, lógicamente, cada vez era más liviano el equipaje. Cuando ya estaban dispuestas a salir, escuchan ruidos.

Mierda.

La mayor esconde a Jungeun tras su espalda, le dijo que siempre la protegería y aquí lo demostraba.

Los militares que estaban pasando hablaban tan fuerte que les permitieron oír ciertas cosas.

"Escúchenme, debemos encontrar al empresario para conseguir sus malditos anticuerpos. Se supone que el tren que abordó está por aquí cerca, quien lo encuentre será premiado, a la vez si encuentran a otras personas vivas, parezcan contagiadas o no, no duden en disparar al primer instante"

El hombre grita una especie de rezo, los demás le siguen el canto y continúan avanzando.

JG: Súper cerca capitán (vira los ojos)

Deberían esperar unos minutos para salir pues no estaban completamente seguras que ya no había nadie de servicio.
Y esos militares, estaban totalmente desquiciados, por algo eligieron esa estupida carrera.

Las manecillas del reloj giraban y giraban mientras el sol se ponía lentamente, Jungeun se estaba desesperando un poco, ni siquiera podía habla rcon Jinsoul. Cualquier movimiento en falso podría terminar con sus vidas.

Cuando deciden salir, la mayor es quien se enfrenta al mundo primero y al ver todo relativamente tranquilo —como estaba cuando llegaron—, le da señales a la menor para salir y comienzan a correr a todas velocidad siguiendo los palillos de la brújula.

¿Quién diría que las brújulas servirían para algo en un mundo tan moderno? Francamente nadie.

La nieve comenzaba a estar más blanda a medida que avanzaban, ya casi no había escarcha en las hojas de los árboles. Incluso podían escuchar búhos y saltamontes.

Todo ese "calor" significaba que se estaban acercando a la contaminación, es decir, a las personas. Llevaban caminando más horas que los últimos días —y en un estado de cansancio más deplorable—, pero, a estas alturas qué más daba, era su última caminata.

El camping tenía focos viejos, que con la luz de luna reflejaban pequeños espectros en todas las direcciones. No hacía falta acercarse para sentir un olor a putrefacción tremendo.

Esperen.

Eso no era putrefacción.

Era una masacre. Una masacre hecha por los militares que vieron hace bastantes horas.

Cubrieron a los cuerpos en soda cáustica para apresurar su descomposición. Se tomaron muy en serio las órdenes parece.

No podrían permanecer allí sin vomitar antes por los olores. Era momento de arriesgarse.

JL: Yo me encargo.
JG: ¿Qué?

Habían muchos árboles en los que podrían esconderse, aunque serían visibles. Pero gracias a Dios -Haseul-, la rubia mayor era un frasco de ideas.

JL: Arma la carpa entre esos árboles. Rápido.

Jungeun corre al lugar e instala las cosas en segundos. A la vez, Jinsoul corta el techo-terraza de una casa rodante que yacía allá y cubre la carpa por el lado del que podrían venir militares.
Sólo debían sobrevivir hasta las doce del día, quedaban 6 horas.

Train - LipSoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora