[#1 Saga GIЯL STAЯK]
-¿Quién eres? ¿Y que haces aquí?- preguntó él confundido y atento a cualquier movimiento de la chica por si era una amenaza.
-Yo... soy...- no le salían las palabras, lo vuelvo a repetir, no le gusta la gente desconocida. Decidi...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El día comenzó bastante ajetreado. La alarma no me había sonado y ni Peter ni May me despertaron porque pensaron que ya lo estaba, pero que no salía de la habitación.
No me gustaba para nada madrugar, pero nunca me quedaba dormida por lo que se sorprendieron ante mis acciones. Pero recapitulemos hasta unos minutos antes, cuando mis ojos se abrieron.
Me removí entre las sábanas con mucha pereza. Pestañeé bastantes veces antes de abrir completamente los ojos. No me podía creer que me hubiera despertado antes de que sonara la alarma.
Me incorporé en la cama quedando sentada a la vez que estiraba mis brazos por arriba de la cabeza para destensar los músculos. Desenchufé el teléfono y lo acerqué a mí para desactivar la alarma antes de que sonara, pero me sorprendí al ver la hora.
Faltaban solo 5 minutos para que Peter y yo tuviéramos que irnos. Me levanté de golpe de la cama tirando el móvil encima del colchón. Me dirigí corriendo al armario y agarré el primer conjunto que me quedara bien.
Ayer no me pude duchar después de la fiesta por culpa de todo el lío con la cosa violeta, a la cual hay que buscarle nombre. Decidí que me ducharía rápidamente por la mañana, cosa que ahora no podía hacer.
Me quité, prácticamente arranqué, el pijama de mi cuerpo y me puse apresuradamente la ropa que había elegido. Sin la ducha mis pelos parecían un desastre por lo que me fui a la vieja confiable, un recogido. Me hice una coleta alta e informal.
Rápidamente, me puse las botas negras y metí todos los pocos libros que tenía en el escritorio, ya que los otros estaban en la taquilla, en la mochila sin fijarme ni siquiera si necesitaba todos. Por último agarré mi teléfono y salí corriendo de la habitación.
Tiré la mochila al lado de la puerta y abrí la nevera sacando el cartón de leche. Sentía la atenta mirada de los dos Parkers en mí, pero no les presté atención. Me serví en un vaso la leche y me la bebí de un trago. Volví a guardar el cartón y dejé el vaso en el fregadero. Me acerqué a Peter quien estaba en la mesa desayunando unas tostadas.
Agarré la tostada de su mano mientras él estaba estático mirándome extrañado. Me llevé la tostada a la boca y le di un mordisco grande para después dejársela en el plato.
