17:00 pm.

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Kenny caminaba haciendo equilibrio en el cordón de la vereda. No tenía prisas de llegar a su casa, al fin y al cabo, la única persona a la que realmente deseaba ver era a su hermanita, y ésta iba a quedarse a dormir con una amiga por lo que hoy no podría verla.

Estaba concentrado en poner un pie delante de otro cuando sintió como su garganta era degollada. Mientras caía al suelo, con la sangre saliendo a borbotones, pudo ver como la mujer se paraba a su lado, balanceando la daga entre sus manos.

La hermosa mujer se agachó para mirarlo desde más cerca. Su cabello negro caía liso y lustroso, rozando la sangre que se acumulaba bajo sus pies.

-Gané.

La mujer sacó su celular y tomó una foto del cuerpo sin vida del joven.

-¿Qué caraj-

Al levantar la vista, se encontró con el rostro sorprendido de un hombre. Éste se alejó lentamente mientras todas sus facciones se contraían por el terror.

-Lo siento, creía estar segura de que no quedaba nadie en esta calle.

La mujer se levantó y empezó a alejarse rápidamente. Antes de desaparecer, se giró una última vez.

-¡No se preocupe! ¡Él regresará mañana!...¡Y usted no lo recordará!


Kenny McCormick estaba acostumbrado a la muerte, luego de morir de tantas formas diferentes, uno se termina por habituar.

Pero ella era una cuestión a parte.

Esa mujer era como él.

Ella también era eterna.

Ella también sufrió en carne propia el dulce dolor de la muerte.

Así que comenzaron este extraño juego.


Kenny se iba a asegurar de volver a inclinar el marcador a su favor.

24 HORAS DE MIEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora