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-¿Quieres que te espere, querido?

-No hace falta, linda -Harris abrazó a su esposa y besó su frente- ve a dormir, debes estar cansada.

-¿Todo está bien? -la mujer lo miró con el ceño fruncido; hoy había algo diferente con su marido- ¿Pasó algo?

SI

Harris abrió la boca para hablar, tentado de contarle, pero decidió callarse.

No quería espantarla.

EL MISMO DESEARÍA NO SABERLO

-Nada, solo mucho trabajo -se giró para sacar un vaso y una botella de alcohol- voy a ver un poco de televisión y luego subiré.

Harris vio la duda en los ojos de Maggie, pero finalmente ella se fue, acariciando su brazo.

-No te quedes dormido en el sofá.

ES MEJOR NO DECIRLE

Ignorando el ardor que bajaba por su garganta, tomo el resto de licor que había en su vaso de un solo trago. Al otro día no tenía que ir a la estación por lo que no importaba si se dejaba abrazar por la dulce inconsciencia del alcohol.

Quizás de esa forma podía procesar mejor lo ocurrido.

El oficial Harris Yates se encontraba frente al televisor, aunque realmente no estaba viéndolo. Desde hacía media hora que cambiaba los canales sin dejarlo en ninguno, logrando dar ya la tercera vuelta a la programación.

SOLO ERA UNA EXCUSA PARA DISTRAERSE

Lo dejó en un programa de deportes donde comentaban sobre un partido de fútbol que no había visto de un equipo que no conocía, pero lo cambió rápidamente cuando descubrió que el presentador se parecía al joven de esa tarde.

-Se registró un robo al Banco Central de South Park, se requiere la presencia de todas las unidades.

Hoy había sido uno de esos días pesados.

Un robo había terminado muy mal. Muchas personas terminaron muriendo, otras tantas traumatizadas de por vida.

MUCHA SANGRE

CASQUILLOS EN EL SUELO

BOLSAS NEGRAS LISTAS PARA SER IDENTIFICADAS EN LA MORGUE

Habían logrado apresar a uno de los culpables.

EL CHICO SONRIENTE

Intentó no pensar.

Pero ya saben como es, mientras más te esfuerzas en olvidar, más viene a tu mente.

Recordó viajar en el patrullero con el único delincuente detenido.

Recordó mirar por el espejo retrovisor y encontrarse con una sonrisa afilada manchada de sangre.

Recordó las marcas de mordidas que tenían algunos cadáveres.

24 HORAS DE MIEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora