8: El Gran Día; II

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     Y cuando la luz en sus ojos me iluminó, fue cuando lo supe, que tenía que hacer todo a mi alcance para que esa luz nunca dejara de brillar

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     Y cuando la luz en sus ojos me iluminó, fue cuando lo supe, que tenía que hacer todo a mi alcance para que esa luz nunca dejara de brillar. Eso fue lo que sentí cuando Sarah abrió la puerta de su casa. Estaba preciosa, decidió ponerse un vestido vino, ceñido perfectamente a sus curvas llegando hasta sus rodillas, bléiser negro y una gargantilla. Su rostro maquillado suavemente, perfecto, justo como a mí me gustaba.

    —Hola— me saludó gentilmente.

    —Te ves hermosa— digo quedando boquiabierto. Okay, ese no fue el mejor comienzo de todos -Ah... Hola- ¡Rayos! No digas "ah".

    —Gracias— me sonríe con esa preciosa boca que tiene.

    —Te traje esto— le ofrezco las flores que escogió Mercy para ella.

    —Gracias. ¡Están hermosas!— las huele de la misma manera que hacen las chicas ante este gesto, cerrando los ojos e inhalando. Se disculpa un segundo para dejar la planta dentro de su departamento.

    —¿Vamos al auto?— ella asiente y la acompaño hasta abrirle la puerta.

    "Camina bien y paso firme" me recuerdo a mi mismo mientras voy en camino a abrir la puerta para Sarah. Ella me mira fijamente y no soy capas de descifrar su rostro.

    —Gracias— sólo dice antes de subir al auto.

    El viaje al restaurante fue corto y silencioso, no me molestó. Al llegar al local como todo un caballero le abro la puerta y la escolto hasta dentro.

    En el recibidor un hombre asiático nos da la bienvenida seguida de una pregunta que me ha dejado con la boca abierta.

    —¿Nombre de la reservación?

    ¡¿Qué?! ¡Mercy no me dijo nada de ninguna reservación, dijo que ella misma se encargaría. ¡No, no, esto no me puede pasar frente a Sarah Clark! No tengo más esperanzas debo rendirme.

    —Hoy hay casa llana— el chico interrumpe mi desesperanza —, sólo queda una mesa, usted debe de ser el Sr. Miller...

    ¡Sí!

    —¡Sí! Soy yo, Liam Miller.

    —Sigan por aquí.

    Estoy nervioso, lo puedo sentir muy claramente en mi estomago.

    Él nos guía hasta nuestra mesa. ¡Wow! Este restaurante es realmente hermoso, moderno, sofisticado, neón. En serio neón, la iluminación era oscura con bombillas de color neón, rosa, morado, rojo, azul...

    Y nuestra mesa, era un espectáculo, estaba hasta el fondo, frente a una gran y hermosa pecera llena de vida exuberante, la luz que nos cubre es azul, en perfecta combinación con el agua. Punto para Mercy.

    Y hablando de ella... La encuentro con la vista, está en una de las cabinas del lado izquierdo del restaurante, sola, sentada en un amplio y cómodo sofá, con la pierna cruzada y bebiendo vino blanco, bajo un foco rojo. Me mira y alza su copa como haciendo un brindis en secreto conmigo, sonriendo con picardía.

Sabiduría del Amor (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora