—¿Todo bien?— pregunta Mercy una vez que le abro la puerta de mi casa.
—¡No claro que no, todo está mal!
—Okay, nos levantamos con la pata izquierda este día— pasa a mi lado al interior de mi casa. ¿Por qué Mercy siempre saca esas expresiones?
—Pues no creo tener otro animó considerando lo que pasó ayer.
Se levanta los lentes oscuros que lleva hasta la frente y se voltea a verme.
—Buenos pues vanos a calmarnos que es domingo, son las diez de la mañana y estoy un pelín cruda.
Exhalo fuertemente y paso mis palmas por mi cabello. No sé en qué momento se me salió la situación de las manos.
~
—Okay, no la cagaste, no tanto como tú crees...
Dice después de mi explicación, moviendo sus manos en demostración, con dos dedos sosteniendo un cigarro encendido, del cual da jalones de vez en cuando. Estando sentada junto a mí en las escaleras del porche, con la espalda recostada en el barandal y yo simplemente estoy con la cabeza gacha viendo el césped de mi jardín. Suena una alarma en su celular.
—Mierda, no he desayunado— apaga la alarma rápidamente, ignorándola totalmente.
—¿Cómo que no la cagué tanto?— levanto la cabeza, arrugando el espacio entre mis cejas.
—Te tropezaste y caíste, a cualquiera le pasa— trata de animarme restándole importancia.
—No dentro de una fuente...
—Eso si es inusual, pero no es ningún pedo... Problema— corrige rápidamente y aspira de su cigarro.
—Y lo peor es que estaba apunto de decirle todo lo que siento por ella en ese momento.
—¡¿Qué?!
—Que estaba a punt...
—¡No!— me interrumpe —Sé lo que dijiste. ¡Pero no le puedes decir eso en la primera cita!— abre sus ojos como si hubiera visto algo nunca antes imaginable.
—¿Por qué no?— digo sin entender su reacción.
—Porque es como cuando empiezas a hablar con un iraní por aburrimiento en insta y a los tres día él te pide matrimonio. ¡Ósea, por Dios! ¡No aceptas, simplemente bloqueas a ese loco!— mueve sus manos frente a su cara como un frenesí.
—¿Y?
—¿Cómo que "¿y?"? Si le decías eso tú te ibas a convertir en el loco y ella te iba a bloquear enseguida. Que cayeras en esa fuente fue lo mejor que te pudo haber pasado.
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Sabiduría del Amor (EN EDICIÓN)
Literatura FemininaACLARACIÓN: ESTE NO ES UN LIBRO DE FILOSOFÍA El libertinaje universitario tiene nombre y apellido: Mercy Rodríguez. -¿Es irónico, no? -¿Qué cosa, Mercy? -Que siendo profesor de filosofía sepas tan poco de la "sabiduría del amor". -¿Q...