Ahora las cosas cuadran; por qué nunca ha querido hablar sobre ella o su familia, y por qué es tan popular entre los alcohólicos alumnos de la universidad, o el hecho de rechazar la oportunidad de tener una beca aquí porque podía pagar sus estudios sin ningún problema, incluso los libros de autoayuda en su casa, es obvio que tiene problemas con sus padres.
—Entonces, nene, dijo que sí...
—¡Sí! Y eso no fue lo menor de todo porque después comimos helado.
—¡Genial! Y ahora estás bajando el helado con la caminata...
Pues, técnicamente sí, ya que estoy trotando por la cera de mi vecindario, con tenis y ropa cómoda... Mientras Mercy, bueno, Mercy conduce su auto lentamente junto a mí.
—Deberías intentarlo.
—No gracias. Sudar es para tontos.
—Tú eres la que me dice que debo tener una buena actitud.
—Sí... Los consejos nunca aplican con quién los da.
—Okay, sigue conduciendo tu costoso auto— ella me mira con una mueca que trata de adivinar lo que quiero decir.
—¿Recuerdas cuando dije que estabas actuando extraño? Bueno, ahora estás actuando más extraño, no usas tu usual tono de alegría y desesperanza.
Yo suspiro.
—Okay, ¿puedes esperarme en la casa?, daré una vuelta más y estoy contigo.
—Bien— sube la ventanilla y conduce hasta llegar a mi casa.
Okay, ella tiene razón, sí he estado actuando extraño con ella, pero no puedo evitarlo, desde que ayer me entere de su basto dinero, no sé como procesar que he estado conviviendo como si nada con la alta sociedad. Estoy apunto de llegar a casa y reduzco la velocidad de mis pasos, Mercy estaba estacionada ahí, con su cadera apoyada en el auto. Tendré que superarlo o afrontarlo.
—Oye, ¿y tu papá?— me atrevo a preguntar.
—A esta hora ya debe estar aterrizando en Texas.
—¿Y tú mamá? No la vi ayer.
—No, no vino, ni va a venir nunca— dice simple, sin dar muchas explicaciones y yo ni quiero preguntar más sobre ella, entiendo.
—Ayer la decana y él...— digo tratando de recobrar el aliento, tengo mis manos apoyadas en las rodillas y estoy inclinado al frente.
—No me lo recuerdes... Actúa como si fuera moralmente mejor que la mayoría pero es igual a todos. Una vividora...
—Por tu dinero— me levanto recto y la miro.
Ella se queda callada por un momento.
—Ya lo sabes— afirma.
—Si...
—¿Vas a preguntarme por qué lo escondo? Es lo que todos preguntan.
—Pues es una buena pregunta. ¿Por qué?
—Porque la gente se empieza a comportar justamente así— me señala —. Se vuelvan locos cuando descubren que tengo dinero. No me tratarían como lo hacen ahora.
—Entonces nadie en la universidad lo sabe, ¿ni siquiera tus amigos?
—No, hay cosas que les oculto, el dinero y mi departamento, y quiero que se mantenga así.
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Sabiduría del Amor (EN EDICIÓN)
ChickLitACLARACIÓN: ESTE NO ES UN LIBRO DE FILOSOFÍA El libertinaje universitario tiene nombre y apellido: Mercy Rodríguez. -¿Es irónico, no? -¿Qué cosa, Mercy? -Que siendo profesor de filosofía sepas tan poco de la "sabiduría del amor". -¿Q...