"¡Vete al infierno!"
"De ahí vengo, ángel. Y, no hay forma de que me hagas volver"
Ambos estaban perdidos, en un lugar al cual no podían llamar hogar. Mientras que su mente lo único que lograba era confundirlos y no hacer nada fácil su estadía. Los...
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Exhale – Sabrina Carpenter
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—Tiene que hacerlo. Tiene que salir a ese escenario, no me importa su estado. No voy a perder ni un solo centavo más por ese niño —la voz era dura, sin tener algún remordimiento en sus palabras. Ya no se escuchaba lejana o distorsionada, estaba cerca. Tal vez, demasiado.
—Esta drogado, no puedes hacerlo dar una presentación —era la voz de una mujer, una nueva. Era calmada, pero parecía tener miedo.
—¡Es mi hijo, yo puedo hacerlo salir al escenario como se me dé la gana! —sus gritos eran tapados por los que se escuchaban desde la parte delantera del lugar. La imagen no era clara, pero el hombre lo estaba señalando, y la mujer lo rodeaba con sus protectores brazos. Se sentían cálidos.
—Y es el mío también —la voz femenina no tenía tanta fuerza como la del hombre, era débil, como si se estuviera lamentando. Su mandíbula tocaba algo frío, como cerámica. Era la tasa del escusado —. ¿Sabes por lo que acaba de pasar? Hace solo un año-
—Un año, ya pasó. Debió superarlo, tiene que. No permitiré que cancele otra gira. No bajo mi guardia. Soy su representante.
—Por favor, él ya no puede con esto. Lo estas matando —un sollozo salió de la mujer. Le hubiera gustado poder hacer algo para ayudarla, pero no podía. Su cuerpo no hacía caso a su mente, y su voz. Estaba demasiado ronca para funcionar.
—Será la última vez que lo diga. Haz que se dé una ducha, que el espectáculo tiene que comenzar. Y, no hay circo sin payasos en él.
—Tan solo-
—Luke Hemmings saldrá a ese escenario, aunque lo termine matando.
Fue en ese momento que se levantó. Había sudor bajando por su cuerpo y su respiración era demasiado irregular. En su mente aun vagaban los claros recuerdos de sus pesadillas, cada detalle.
Luke Hemmings.
Tenía un nombre, eso sería más que suficiente para poder descubrir algo. Cuando se puso de pie, fue el momento que supo que ir a la biblioteca no era muy buena idea en este momento. Su cabeza dolía, y su cuerpo parecía haber sido arrollado por un camión todo terreno.
La noche pasada, sin duda, no tomó las mejores decisiones. El primer error fue llevarse esa botella de alcohol, y el segundo, volver a confiar en Michael. Debió saber que todo volvería a acabar igual. Creyó que podría ser diferente, que tal vez Michael ya no tendría miedo, pero era lo mismo. Y, no creía que su corazón pudiera soportarlo una vez más.
