Aquella flor

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Está ahí, siempre estuvo ahí y nunca la vieron. Tan pequeña, con un cascarón tan duro, pero no se daban cuenta que era más frágil que una flor, y como todo, se marchita, se cae, y pasa. Sólo son recuerdos, sólo hay momentos y se le va  la vida en ellos. Está ahí, esperando por ti, para abrazarte y darte aliento, porque ella puede estar jodida, pero se traga sus problemas y prefiere acariciar la herida de otro, porque sabía que la suya no sanaría, al menos no por ahora. Una vez alguien dijo "las personas más tristes, siempre intentan hacer que los demás se sientan felices, porque saben lo que es sentirse absolutamente solo y no quieren que nade pase por lo mismo" cuando leyó aquellas líneas, lágrimas cayeron por sus ojos color marrón, porque tenía tanta razón y si en ella está evitarlo, haría lo imposible por hacerlo. Pero era agotador, más no dijo nada. Nunca decía nada.

Mas nadie estaba para ella, nadie estaba ahí, y dolía. Pero continuaba con aquella sonrisa desgastada de tanto fingir, cansada, sin querer dar un paso más, porque simplemente, encontró su límite, y está bien, tenía derecho. Ella está ahí, esperando, pero ni ella misma sabe que. Cuando llegaba al punto de querer acabar con todo, de olvidar al menos unos minutos, la ven, en aquel rincón, temblando de frío, extraviada y sin saber que hacer. Se encuentra perdida, en su mente hay lagunas de esos recuerdos, de lo que algún día fue, que le daban aliento, pero es tan débil, que se cae. Lleva consigo tanto, que simplemente se derrumba, con aquel nudo en la garganta, a tal punto de explotar, siente aquellas manos, y aquel abrazo que nunca olvidará. No supo quien fue, sólo sabe que se aferró tanto a ellos que temió hacerle daño, más no escuchó reproche alguno, cerró los ojos que desbordaban tanta tristeza, pero extrañamente, aquellas manos desconocidas seguían sosteniéndola, y por primera vez sintió que no estaba sola en aquella lucha. Y supo, que aun estando sin compañía en aquel sitio desconocido, se sintió incluso más acompañada que cuando tenía a varias personas al rededor. 

Y es que cuando menos lo pensó, llegaron a darle aquel mensaje, y descubrió que no estaba tan sola como pensaba, ella no se daba cuenta, que aun siendo el desastre que era, habían personas que se atrevían a estar en aquel mundo desconocido, su mundo, y aun así, fuera una o muchas personas, sintió que eran las correctas y las suficientes para ella, porque no necesitó  tanto para darse cuenta que aun teniendo aquel corazón que poco a poco estaba reuniendo sus pedazos, era feliz, se sintió feliz, aquella flor que se marchitó con el pasar de los días, dejó semillas, tan pequeñas  que crecían tan lento, sin prisa, con temores, pero aun así, fue la flor más bonita de aquel jardín...

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