Un golpe de realidad

22 1 0
                                    

Porque todo se complicó, todo sucedió en el momento menos indicado. Cuando la vida iba a tu favor, por primera vez, se sintió invencible, única y especial. Se convenció que todo pasa por algo, que el destino quiere que sea así, y que así tenía que ser para  llegar hasta donde estaba, para que se reencontrar a con ella misma y supiera que tiene cosas buenas como malas. Que no es perfecta, que tiene defectos que en algún momento odió. Le va a tocar vivir tanto, y pasar por tanto en este mundo tan loco. Esperando quizá el momento para brillar. Pueden pasar años o tal vez, en ese preciso instante en el que más perdida se encuentra, ahí esté tu luz, su momento feliz. Ese momento preciso, donde todo pasa tan de prisa que no sabe como asimilar las cosas. Ese instante donde minutos antes aquella lagrima salda caía por sus mejillas desbordando una historia no tan feliz, donde aquellas gotas llevan consigo heridas que no han sanado del todo, y que cuando cree que el sol saldrá, la realidad la golpea tan fuerte y tan derrepente. Mismas palabras taladrando su corazón, aquellas escenas repitiéndose en su cabeza, esos recuerdos que prometió esconderlos en ese cajón y no sacarlos durante mucho tiempo, para que ya no doliera... Se abre, se pierde, y se esconde, cae, una y otra vez, sangra y no para, los daños causados por el  pasado hacen estragos en ese corazón que ahora es tan diminuto y que esa  alma suya tiembla cual hoja de papel, es tan débil que siente que en cualquier momento podría ser su último respiro. Se ahoga en aquel mar que se ve tan enorme a comparación suya, tan poderoso ¿Y ella? Nada.
Se convierte en nada, al menos eso cree y siente y es que su mente se atreve a apostar, no hay control alguno. Y ahí, entre tantas emociones surge la ira, grita se desgarra por dentro. Se quiebra y no hay salida, llueve a cántaros en aquel lugar, lleno de niebla tanto, que nada se logra ver, se abraza, se rompe, con aquel nudo en la garganta, entrando en pánico... Y desaparece.
Escondida entre sus piernas heladas, dandose aquel abrazo que nadie más le dará, y pide perdón, perdón porque no puede parar, una y otra vez acaba en ese lugar sin planearlo ni pensarlo. Sabe que algo está mal, que esto está mal, pero, cuando sepa amar sus errores, cuando esas imágenes que vienen acompañados de aquellos recuerdos dolorosos que la visitan de vez en cuando, recordando que fueron amigos, cuando aquellas noches la soledad la abrazaba y es que aprendió a llevarla con ella a todas partes que se acostumbró... Sabe que ella tiene el poder, que pueda que lo recuerde todo, pero, cuando sucede eso, cierra los ojos, respira tan profundo y contiene la respiración, porque está bien. Una visita no hace mal, porque eso, le recuerda de donde vino, y que nada ni nadie, podrá acabar con su luz... Nadie nunca más podrá apagarla... Nunca más.

FasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora