Había pasado mucho tiempo desde que Magnus se reunía con sus amigos a desayunar en el viejo departamento donde había vivido durante seis años.
Usualmente volvía agotado del trabajo donde se esforzaba por ser el mejor y demostrar que era validero para hacer el trabajo, y así agradecer la enorme oportunidad de ser el secretario de uno de los mejores diseñadores de Nueva York. Solo quería volver a su hogar a acurrucarse con su novio y dormitar un poco hasta caer rendido en un sueño profundo, para al otro día despertarse a horas tempranas y volver a su rutina. Durante los fines de semana era su turno de cuidar a Maryse Lightwood con su embarazo, por lo que tampoco le quedaba tiempo disponible para una reunión que no fuera con la familia de su novio.
Pero, haciendo un par de malabares con su tiempo, había logrado un par de horas libres ese viernes y pasó con una gran caja de donas por el departamento de sus amigos. Catarina y Malcolm habían chillado de emoción por extrañar a su amigo y no tardaron en llamar a Ragnor para que se les uniera. Raphael estaba hasta el tope con examenes finales por lo que, aunque le habían avisado, se sentaron a desayunar a sabiendas que no cruzaria la ciudad para llegar.
Pasaron entre risas algunas anécdotas. Magnus les contó sobre su trabajo, sobre Alexander preparando su tesis para la escuela de cocina junto a su amiga Helen Blackthorn, le contó sobre el embarazo y ahogó una risa antes sus miradas de sorpresa. Catarina contó orgullosa que su segundo año de medicina iba de punta en popa, y que no recordaba lo que era dormir desde que sus horas de enfermeria habían aumentado; sin embargo, dejó muy en claro que aun tenía tiempo para acostarse con Malcolm. Éste asintió frenético dándole toda la razón y haciendo a Ragnor imitar arcadas. Malcolm tenía problemas con las últimas materias de su carrera y parecía que iba a tener que posponer su graduación un año más. No se veía tan afligido por ello, pero Magnus creía que solo intentaba ser positivo. Aun así, lo apoyó con una sonrisa y le animó recordandole lo listo que era. Cuando fue el turno de Ragnor de poner al tanto al grupo sobre su vida, Magnus casi cae de su silla.
-¿Te irás?- Ragnor se encogió de hombros.- ¿Cuándo pensabas decirme?
-Lo estoy haciendo ahora. Tal vez esperaba que trajeras tu trasero aquí.
-Oh, no te pongas posesivo conmigo- Ragnor rodó los ojos.
-Fuiste tú el de la idea, en primer lugar.
-¡Pero jamás confirmaste nada!
-Creo que es lo mejor. California será bueno para mí. Los viñedos de mi padre están progresando y necesitan un contador. Trabajar en el negocio familiar nunca fue lo planeado pero no me quejaré mucho al respecto. Es solo un par de meses.
-¿Cuánto?
-Tal vez un año o dos.- Ragnor no se veía muy ilusionado, pero Magnus le sonrió tratando de aligerar su pesar.
-No te tomes todo el vino.
-O traenos un poco- Catarima intervino-. Un malbec suena bien para mí.
-O un cabernet.
-¿De verdad, cariño?- Catarina miró a Malcolm.- Eres demasiado dulce para tanto picor.
-No lo sé, salgo contigo.
-Eso es asqueroso- Ragnor se quejó, haciendo al resto reír.
-No nos culpes por ser adorables, amargado.- Malcolm le picó la nariz.- Tenemos amor para ti también.
-Por favor, no.
-¿Raphael lo sabe?- Magnus quiso saber. Tal vez no era una pregunta justa de hacerle pero queria estar al tanto; debia saber qué tanto sentía Ragnor al respecto.
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FanfictionMagnus Bane ahora tiene a su novio, Alexander Lightwood, viviendo en su pequeño departamenro luego de que su padre le echara de su hogar. Ahora juntos, deben enfrentar el temor a lo que hay por fuera del closet. Segunda parte de 1993. Es necesario...