c a p i t u l o 1

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La madrugada en la que Magnus Bane había llegado al departamento cargando el peso de Alexander Lightwood a un lado de su cuerpo, Catarina había agradecido haber terminado su turno temprano esa noche. Al ver la desesperación en los ojos de su amigo al salir del departamento cuando su novio lo había llamado, la preocupación le había invadido en grande y no estaba totalmente enfocada en atender a los pacientes de guardia. Para su fortuna, no era una noche movida y Betsy Miller le debía una grande luego de que Catarina le hubiese cubrido un turno completo el día que su novio vino a visitarla. Hizo uso de su favor, y volvió a casa.

Se felicitaria mentalmente luego por esa sabía decisión. Ahora, Catarina solo podía tener ojos meticulosos y labios apretados mientraa hacia lugar en el sofá para recostar a Alexander, quien era cargado a partes iguales por Magnus y Malcolm. Catarina corrió al baño y trajo de ella un botiquín de primeros auxilios. Por el rabillo de su ojo vio a una muchacha parada aun en la puerta, abrazándose a sí misma y con los ojos perdidos en el Lightwood. No necesitó atar muchos cabos sueltos para saber que bien podría ser familiar y recordó vagamente que Magnus había mencionado que él tenía una hermana.

Catarina fue hasta la cocina y se detuvo antes de buscar agua para fijar de nuevo su atención en los músculos tensos de la muchacha. Era, claramente, menor que cualquiera allí, y se veía desorbitada y con hambre de rabia cuando vio los dedos blancos presionando con fuerza sobre sus brazos.

Caminó hasta ella, deteniéndose lo suficientemente lejos para no ofuscarla ni privarle de la vista de su hermano.

-La cocina está por allí- dijo Cat en un tono dulce pero firme.- ¿Puedes traer agua para tu hermano mientras lo reviso?

La muchacha redirigió su atención a ella y le tomó tan solo un segundo de desorientación asentir al pedido y caminar hasta allá. Era mejor que tuviera algo qué hacer, sobre todo que sientiera que estaba ayudando a su hermano.

Catarina volvió a enfocarse en el casi moribundo Alexander. Él era en peso muerto en el sofá de caucho y no parecía responder a los murmullos de Magnus ni a sus caricias. Malcolm mantenía su vista en ellos pero movía su pie inquietamente de arriba a abajo. Catarina hubiera querido saber en ese instante qué había sucedido pero no era momento, y de todas formas el panorama era lo suficientemente claro para saber que las cosas no habían salido bien.

-Aquí- le dijo a Magnus, entregándole una gasa con hielo-, ponle un poco en la frente para refrescarlo. Pero no demasiado.

Las manos de Magnus temblaban mientras lo hacía y se veía perdido tratando de que sus dedos mantuvieran la gasa firme sobre la frente de Alexander. Catarina se sentía derrumbada de ver a su amigo así, pero necesitaba enfocarse en una cosa a la vez.

La niña Lightwood llegó hasta ellos con un gran vaso con agua. Catarina le sonrió.

-Gracias, cariño. -Miró a Malcolm.- Llévala al baño a que se refresque y luego dale una aspirina.- Él asintió sin cuestionar y se puso de pie, ofreciéndole la mano. Ella pareció dudar al inicio pero asintió aceptandola y perdiéndose ambos en el pasillo.

-Lloró demasiado- dijo Magnus, casi inaudible mientras ella escuchaba los latidos pausados de su corazón-. Apenas y podía respirar. Solo temblaba y gemía de dolor, no sabia qué hacer, no estaba seguro de qué es lo que le dolía.- Magnus apretó sus labios firmemente y Cat supo que intentaba no llorar.- Perdió la conciencia luego de un rato.

Ella no dijo nada, pero dio un apretón a su rodilla para hacerle saber que lo escuchaba y que estaría con él hasta que todo acabara. Alexander se removió un poco, pareciendo despertar solo a penas. Magnus se apresuró a sostener su rostro e inspeccionarlo pero Catarina se vio obligada a retirarlo con suavidad para continuar trabajando.

1 9 9 6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora