10. Quédate

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Llegó el sábado, Terry vino a buscarme y pasamos la tarde por el barrio de tiendas. Fuimos un poco al parque de la torre, y subimos a la torre para admirar las vistas de la ciudad.

¿No es precioso? - dije

Lo es. - dijo Terry apoyándose en la barra junto a mi lado 

Estaba anocheciendo, pero no hacia frío. Seguíamos en la parte alta de la torre admirando la ciudad de Inazuma cuando sentí como Terry me cogía de la mano, mi primer impulso fue soltarle, pero apreté su mano con mucha fuerza.

Estoy hecho un lío. - dije de repente

¿Qué? - pregunto Terry

No se... siento algo por ti, no puedo negarlo- dije tragando saliva - pero también me gusta otra persona.

Entonces Terry soltó mi mano. - No te preocupes, Riccardo. - me sonrió - Te esperaré. 

Sonreí y miré hacia el suelo. - Pero no es justo, Terry. - dije - no puedes cerrarte y esperarme porque... ¿y si esperas pero resulta que yo no llego?

Y si no llegas... - dijo mirando hacia el cielo - pues ya me preocuparé si llega ese momento , ¿no crees? 

Claro. - respondí

Venga vamos a cenar - le rugieron las tripas y ambos nos reímos.

Bajamos de la torre y fuimos a cenar al Rai-Rai, estábamos en medio de nuestra cena cuando el señor Sharp y el señor Swift entraron, nos saludaron y se sentaron en la barra a pedir algo de comer.

¿Dices que el dueño del Rai-Rai era compañero del entrenador Evans en el Inazuma Japón? -preguntó Terry.

Sí, es Archer Hawkings, era defensa del Inazuma Japón, y al igual que tú y el resto del Earth Eleven, fue elegido para la selección sin haber jugado nunca al fútbol. - reí - solo que el aprendió a jugar más rápido que tú. - ambos reímos ante mi comentario.

Mientras hablábamos, otra conversación se desarrollaba en la barra.

Así que ¿has ido a ver a Mark y Nelly, Nathan? - preguntó el señor Hawkings dándole al señor Swift y al señor Sharp un tazón de fideos. - Aquí tenéis el famoso menú metomentodo Rai-Rai, invita la casa.

¿No te arrepientes? - dijo el señor Sharp.

No hay nada que pueda hacer ya, ¿por qué no cambiamos de tema? - dijo el señor Swift - Mark eligió en su momento, y eligió a Nelly.

Nunca le dijiste nada - dijo el señor Sharp - ¿por qué?

Porque ya sabía la respuesta, Jude. - dijo el señor Swift.

Yo creo que no la sabías. - le contestó el señor Sharp.

Sigo pensando que debiste preguntarle cuando te lo dijimos - respondió Archer - el día de vuestra graduación. Mark y Nelly ya sabes que empezaron a salir 3 años después de que os fueseis del Raimon.

Dejadlo, en serio. Estoy bien. - Dijo Nathan.

¿Lo suficientemente bien como para tener que verle todos los días a partir de ahora? - dijo el señor Sharp - recuerda que ahora trabajáis en el mismo sitio.

Se produjo un silencio enorme en el Rai-Rai, y de repente entró gente. Eran algunos de nuestros compañeros de instituto.

Chicos ahí hay una mesa libre, junto a esa pareja. - Dijo Adé

Vamos a sentar... - Dijo Gabi, dejó bruscamente de hablar cuando vio que esa pareja de la que hablaban, eramos Terry y yo. Sin decir nada, se giró y se fue.

Me levante - ¡GABI! - grité - Espera por favor. - Me puse mi chaqueta. - Lo siento, Terry. Todo estaba buenísimo. Nos vemos el lunes en el instituto.

Me fui corriendo, y no alcancé a oír lo que Terry dijo.

Así que él es el otro... no tenía duda alguna. - dijo sin que pudiese oírle. Entonces Terry se sentó con el resto del equipo.

Salí corriendo detrás de Gabi, pero no le veía.

Donde puede estar... -pensé- Igual ahí...

Cerca de la ribera había una zona residencial, donde vivían algunos de nuestros amigos, que tenía un pequeño parque en el que Gabi y yo jugábamos mucho de pequeños. Nos conocimos ahí. Fui y le vi, sentado en la parte alta del tobogán de metal, alumbrado únicamente por la luz tenue de una farola.

Sabía que estarías aquí - me acerqué y me arrodillé frente a la parte baja del tobogán. - Ven, baja anda. - di unas pequeñas palmadas en el tobogán. - se está poniendo frío y vas a enfermar.

Gabi bajó y me miró seria y fijamente a los ojos, sus ojos hoy no me transmitían paz, estaban empapados en lágrimas.

Puedo explicártelo, Gabi - dije. - Verás...

No me tienes que explicar nada, Riccardo. - miró hacia el suelo tras interrumpirme - tenías que haberme apartado cuando te besé el otro día. Llevo mucho tiempo pensando que sentirías lo mismo que yo, pero ya veo que no.

Se levantó, me miró y me sonrió. - Que seas feliz con él, sabes que a pesar de todo, fui soy y seré tu mejor amigo. - y empezó a caminar alejándose de mí.

No... - me levanté y mis lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas. - Gabi, tú no. - comencé a llorar sin control  y grité - Por favor... ¡Quédate!



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