26. No lo haría

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Gabi se sentó junto a mí. - ¿Qué ocurre? ¿No piensas venir a entrenar?

No - respondí muy serio mirando hacia otro lado - tengo cosas más importantes que hacer.

¿Cómo por ejemplo...? - me preguntó acercando su brazo hacia mi hombro, al ver su intención me aparté rápidamente.

Cosas, Gabriel. El fútbol no lo es todo, ¿vale? - dije levantándome del suelo - Parecéis unos críos, solo es preocupáis por perseguir esa pelota.

¿Riccardo? - dijo levantándose y quedando de pie junto a mí - Sabes que puedes decirme lo que sea...

Le miré, aguantándome las lágrimas, y me fui corriendo. Gabi intentó seguirme, pero muy poco después se detuvo y me dejó ir.

Llegué al barrio de tiendas y vi como Arion, Aitor y algunos más del equipo salían del Rai-Rai, para que no me viesen me desvié rápidamente al callejón trasero, y entré en el salón recreativo a pasar el rato. Estuve sentado en uno de los sillones que tienen junto a la salida de emergencia cuando veo salir a algunos antiguos compañeros del entrenador Evans del cuartel de "Los Tecnonosequé" donde se escondo el señor Glass con algunos amigos para jugar a videojuegos y desarrollar enormes teorías conspiratorias.

Uno de ellos me vio, me reconoció y vino a saludarme.

Riccardo - dijo el señor Swift - ¿qué haces aquí? 

Pasar el rato - le respondí sin mirarle

Es tarde - dijo poniendose de rodillas frente a mí - ven, te llevaré a casa.

Salí del salón de recreativos y me monté al coche del señor Swift.

Señor Swift - le dije en voz baja - ¿puedo hacerle una pregunta?

Claro, dime - me contestó con una agradable sonrisa.

¿Usted alguna vez quiso irse lo más lejos posible, pero a la vez quedarse porque le atemorizaba alejarse de aquello que más quería? - le pregunté, tras acabar de hablar empecé a temblar y noté como mis ojos se humedecían.

El señor Swift rió por lo bajo - Qué pregunta más profunda, ¿no te parece?

Yo me limité a asentir.

¿Te vas pero no quieres? - me dijo deteniendo el coche frente a mi casa - déjame contarte algo. - desabrochó su cinturón y se giró para quedar cara a cara conmigo - Supongo que ya sabrás la historia de la Academia Alius...

- respondí intrigado

Bien... -carraspeó y empezó a contar - el Raimon llegó al Instituto Fauxshore en Fukuoka, y tras unos días allí llegó un equipo de la Alius realmente duro, el Génesis... Tras aquel partido, en el que nos machacaron e hicieron con nosotros lo que quisieron, lo vi todo muy negro, no veía futuro alguno y solo encontraba como solución irme... Pero algo me retenía allí, alguien...

Alguien que sabe que lo pasaría mal si se fuese - dije en voz baja

Alguien a quien no quería dejar solo - me contestó - pero tu situación no es como la mía - dijo entre risas - tú no te vas porque os atacan unos aliens.

No - respondí riendo - me voy a acabar el bachillerato en el conservatorio nacional de Viena.

Eso es genial, Riccardo - me dijo - pero ¿por qué te has apuntado a la selección entonces?

Quiero estar con ellos antes de irme - dije - Me voy a principios de año. Pero lo tengo todo pensado, lo haré todo mal en la concentración para que la entrenadora Schiller no me elija.

¿Y si lo hablas con ella? - me dijo - entenderá tu situación.

Me lo pensaré - respondí y me desabroché el cinturón 

Y tus compañeros... ¿lo saben? - me preguntó

No... aún no, se lo diré al final de la concentración, cuando el equipo ya esté elegido. - respondí - Muchas gracias por traerme, señor Swift. - me bajé del coche y cerré la puerta.

No ha sido nada - me contestó con una inocente sonrisa - cuídate, Riccardo.

Me giré para entrar en casa, pero una voz me detuvo.

Llevo dando vueltas por toda la ciudad todo el santo día - dijo Gabi acercándose a mi enfadado - he llamado a tus padres y al instituto, he ido a buscarte al conservatorio, por favor ¡si he llamado hasta a Terry! - dijo acercándose más a mi - no vuelvas a desaparecer sin dar señales de vida, Riccardo, estaba muy preocupado.

Me quedé estático mirando fijamente a sus ojos, unos ojos que desprendían rabia y alivio. Noté como mis propios ojos se humedecían y como la mirada de Gabi se entristecía.

¿Que te pasa, Riccardo? - me dijo cogiéndome del brazo - Quiero ayudarte...

No necesito tu ayuda - dijo rompiendo a llorar - ni la tuya, ni la de nadie.

No aguanté más y me lancé sobre él, le abracé muy fuerte dejando la cara sobre su hombro derecho, mojando su sudadera verde con mis lágrimas.

No me sueltes, por favor - dije agarrándole más fuerte.

Sabes que no lo haría. - me respondió moviendo mi cabeza y depositando un suave beso sobre mi frente.


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HOLA si vale he tardado un montón lo siento. No os voy a mentir, no me apetecía nada escribir. Pero ahora que he empezado la carrera me apetece un montón porque así me relajo.

Nos vemos pronto!!

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