27. El mensaje

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Tras separarme de él nos quedamos  un rato mirándonos cara a cara, en completo silencio. A mi se me deslizaban las lágrimas por las mejillas mientras que él me las intentaba secar con la manga de su sudadera. 

Pasaban los minutos y seguíamos en silencio, Gabi solo me sonreía y pasaba su mano por mi rostro.

¿Quieres dormir en mi casa? - me dijo rompiendo ese silencio que aunque era absoluto, no era nada incómodo.

No sé... - dije mirando al suelo - Ya que estamos aquí, puedes dormir tú en la mía.

Genial, entremos. - dijo cogiéndome del brazo - tendré que llamar a mis padres.

Sí, llámales mientras me ducho - dije abriendo la puerta de casa. Al entrar mi madre se asomó al pasillo desde la puerta de la cocina . - Riccardo, hijo, ¿Dónde has...? - dijo con un tenedor de madera en la mano - Anda... Gabriel, buenas noches, no te había visto.

Buenas noches, Señora Di Rigo - respondió Gabi - disculpe las molestias.

Hola mamá, Gabi duerme aquí esta noche - dije acercándome a las escaleras - nos vamos ya, no tenemos hambre, hasta mañana. - dije agarrando del brazo a Gabi y tirando de él para subir las escaleras.

Al llegar al segundo piso mi padre salió de su despacho - Buenas noches, hijo - al cerrar la puerta quedó cara a cara con nosotros - Oh, Gabriel - dijo esbozando una leve sonrisa - Un placer tenerte aquí, como siempre.

El placer es mío señor Di Rigo - respondió Gabi con otra ligera sonrisa.

Nos vamos a dormir, padre - dije mirándole - buenas noches.

Buenas noches a ambos - nos contestó caminando hacia las escaleras - no os acostéis tarde que mañana debéis ir al instituto.

- respondimos ambos al unísono y nos fuimos a mi cuarto.

Coge uno de mis pijamas en el segundo cajón de mi armario - dije quitándome la camiseta y cogiendo la toalla que estaba sobre mi escritorio - yo voy a darme una ducha.

Está bien - me respondió.

Me metí al baño, me quité la ropa y me metí en la ducha, mientras me enjabonaba el pelo, sentí como la puerta del baño se abría y alguien entraba.

¡Voy a entrar! - gritó Gabi

¡QUÉ HACES! - respondí tapándome con el champú.

Sigue duchándote anda, que solo vengo a lavarme los dientes - dijo riéndose.

No te aguanto - le contesté girándome para seguir duchándome.

Gabi terminó de lavarse los dientes y antes de salir del baño se acercó a la ducha, golpeó la mampara y dijo - Por cierto... bonito culo. - tras esto salió corriendo riéndose a más no poder, dejándome con la palabra en la boca y la cara completamente enrojecida.

Salí de la ducha, me sequé y me até la toalla a la cintura, salí del baño cepillándome el pelo y vi a Gabi tumbado sobre mi cama. - ¿Me dirás qué te pasa? - me dijo levantando la vista de su teléfono.

No - respondí sacándole la lengua - Porque no me pasa nada.

No te creo - contestó levantándose y acercándose a mi lentamente - pero no insistiré más, ya me lo contarás cuando quieras.

Muy bien - dije dándole un toquecito en la nariz - has aprendido por fin... ahora a dormir - le di un pequeño empujón para que cayese sobre la cama y me acosté junto a él, no sin antes apagar la luz del cuarto.

Hacía mucho que no estábamos así... - me dijo al oído - lo echaba de menos, te echaba de menos.

¿Qué harías si me fuera? - me giré para quedar cara a cara y le miré fijamente a los ojos.

Me iría contigo - me respondió en voz baja.

¿A donde fuese? - le pregunté acercándome a él lo más que podía.

A donde hiciese falta - me dijo acomodando su cabeza sobre la mía.

Y en esa postura, en la más absoluta comodidad, en la más absoluta tranquilidad, nos dormimos.

A la mañana siguiente nos levantamos para ir a clase, Gabi se metió en mi baño a lavarse la cara y le llegó un mensaje, inevitablemente posé los ojos sobre la pantalla de su teléfono, era un mensaje de... ¿Falco? - Ni se te ocurra decir nada.

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No me puedo creer que haya llegado a 3K lectores... muchísimas gracias de verdad. Se que he estado muy out, pero prometo escribir más a menudo. 

Nos vemos pronto!

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