04| Accidentes

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Ángela:

— ¿Por qué me odias?

Su pregunta sin dudas me descoloca y lo miro con el ceño fruncido.

— ¿Qué? — no puedo evitar decir de respuesta, él repite la pregunta.

— ¿Por qué me odias? — no sé porque, pero me río sarcástica.

— No sé, dime tú — me cruzo de brazos, él levanta una ceja.

— Quiero que me lo digas tú — su voz es pausada y profunda, respiro profundo decidiéndome en responderle sinceramente.

— Me es desagradable un chico egocéntrico que piensa en sí mismo, un narcisista de mierda que se cree el mejor del mundo, un manipulador que necesita de la atención de alguien 24/7, y sin duda me parece horrible el hecho de que vivas saliendo con chicas y luego las desechas como si fueran basura, sales con ellas y luego te haces el que no las conoces.  

— Tú no sabes nada — se acerca y yo lo hago igual.

— Sé lo suficiente como para saber que eres una mala influencia para mis hermanos y que, por lo tanto, no te quiero cerca de ellos — suelta una risa sarcástica.

— ¿Qué?, ¿Ahora eres su mamá, decidiendo quien es buena influencia para ellos y quién no? — habla en un tono burlón.

— Si tuviera que elegir las amistades de mis hermanos, sin duda elegirían que otros lo sean a que tú lo seas. He visto a mis excuñadas llorar solo porqué mis hermanos siguen tus consejos de mierda, ¿En serio eres tan idiota como para comentarles en su propia cara que ellas no son tanto en comparación a otras chicas?

— Ese día estaba borracho, no sabía lo que decía — se defiende.

— Y, por lo tanto, siempre dicen que los borrachos dicen la verdad — me preparo para irme.

— Ese día quise decir otra cosa, que tus hermanos hayan entendido otra no es mi problema — se levanta molesto y yo hago lo mismo, solo que quedando una fila más arriba, alcanzándolo y mirándolo, intimida, pero no a mí.

— ¿Ah sí? ¿Y que realmente quisiste decir? — se calla.

Tiene una vena alterada en su cuello y su manzana de adán se mueve de arriba abajo, me mira tan serio como miraba a Noah esta mañana.

No dice nada y yo ruedo los ojos, el estómago me gruñe con hambre.

— ¿Sabes qué? Sólo olvídalo — cojo mi mochila y cuaderno — Ah y, por cierto, deja de ser un maldito metiche y no te metas en mi vida — su cuerpo se tensa, yo solo lo ignoro y cojo mi cuaderno para irme hacia el comedor.

( . . . )

Además del enfrentamiento con Stephen, el primer día no fue tan malo como lo pensé.

Normalmente tenía unos profesores que el primer día dejaban tarea como si fueran el único día que darían clase, afortunadamente estos profesores fueron expulsados de la secundaria por motivos que desconozco.

Ahora mismo me preparaba para un mini partido de basquetbol contra mi hermano Michael, quien hoy había llegado temprano a casa.

Al estar en casa tan solo me puse un short negro con una camiseta overside blanca que papá me dio al este quedarle pequeña.

Me hice una cola alta y bajo las escaleras para ir al patio trasero, despidiéndome mientras el equipo de trabajo en la casa que abandonan mi hogar apenas dan las 6:30 de la tarde.

Eran ordenes de mi padre, todo trabajador dejaba su trabajo a esa hora exacta, a excepción de los guardaespaldas por supuesto, nada en especial, simplemente se le hacía a padre más prudente que las personas que trabajen para él no se fueran tan noche hacia sus casas. Si surgía algo en la noche que se requería del personal de limpieza o de cocina, nosotros simplemente lo hacíamos sin titubear.

Un amor que nadie esperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora