Un amor que nadie esperaba

03| Miradas

Angela;

Conversar con Noah la verdad entretiene muchísimo, es un chico muy divertido, me ha platicado que tiene varias aficiones las cuales comparto con él, como que es amante al boxeo y al básquetbol, por ende, lo práctica cada fin de semana.

— Y, ¿Qué cosas te gustan hacer en tu tiempo libre? — Pregunta mientras caminamos por el pasillo, llevándonos de regreso muchas miradas, pero las ignoro lo más que puedo.

— El dibujar es algo que me encanta desde que era niña, creo que de hecho no puede pasar un día sin que dibuje algo. También me gusta escuchar música y bailar, eso lo hago a escondidas en mi cuarto — señalo divertida y nos reímos, pasamos por la biblioteca y abro sus puertas para enseñarle — y este es la biblioteca — su mirada sorprendida me recuerda a la mía cuando vi la biblioteca por primera vez. Es la más grande del condado, contando con libros de cualquier tipo de trama, desde educativos hasta historias de amor o misterio.

La biblioteca cuenta con dos pisos repletos de libros, en el área de abajo tiene sillones cómodos, así como también mesas grandes y en la parte de arriba cuenta con un apartado para las computadoras. Es muy amplio, cuenta con grandes ventanales que dan al patio y parte de la cancha de fútbol americano, también con máquinas expendedoras de gaseosa, agua o alguna que otra chuche.

— Este es uno de mis lugares favoritos, la biblioteca — entramos — leer aquí me produce una paz gigantesca — saludo a Liria, quien con una sonrisa amable me devuelve el saludo — ella es Liria, la bibliotecaria, pero ni se te ocurra decirle señora, porque se ofende — advierto y Noah ríe saludándola de lejos.

— ¿Te gusta leer en general? — pregunta y asiento, de pronto siento necesidad de mirar hacia afuera, como buscando algo que no sé identificar aún— ¿Qué te gusta leer?

— Humm, cualquier tipo de libro que tenga romance, o de misterio, aunque no me gustan los tipos de libros que abusan mucho de la o el protagonista, simpatizo mucho con ellos y no puedo terminar el libro — Noah ríe y en ese momento, me encuentro inesperadamente con lo que sin saberlo había estado buscando todo el tiempo, un par de penetrantes ojos azules llenos de furia, pertenecientes a alguien a quien conozco desde hace mucho tiempo, mirándome a través de las ventanas de la biblioteca.

Stephen estaba recostado de un poste de luz, mientras que dos de sus amigos y una rubia con el uniforme de admiradora que abrazaba por los hombros lo rodeaban hablándole, sin embargo, su atención estaba en nosotros y no de una forma positiva se podía decir.

— ¿Es tu novio? — Noah había seguido mi mirada y como por instinto metió las manos en los bolsillos, seguramente sintiéndose intimidado por el imbécil de ojos azules.

Y con más razón, Stephen presumía de una altura y musculatura que hace babear a las chicas y a quien juega en el equipo contrario. En cambio, Noah es más o menos de mi tamaño, y aunque también parecía que tenía músculos, era muy pequeño en comparación con Stephen.

— No es nada mío, solo es amigo de mis hermanos, un imbécil total — negué — solo ignóralo, Stephen suele mirar así a todo el mundo — empiezo a caminar hacia las puertas grandes que dan hacia el patio — vamos al comedor, está del otro lado.

— ¿Necesariamente tenemos que ir por aquí? — pregunta Noah tragando duro y sacando sus manos de los bolsillos para pasárselas por el pantalón varias veces cuando la rubia que acompaña a Stephen se aparta y este último cruza sus brazos presumiendo más sus bíceps.

— Por aquí queda más cerca la cafetería, a no ser que quieras caminar 20 minutos más para dar la vuelta, en eso se acabaría el receso — él sigue poco convencido, así que me acerco — vamos Noah, él no te hará nada, tranquilo — cojo su mano para empujarlo leve, él accede y obedece caminando hacia las puertas, donde empujo una para pasar.