Andrew Collins
— ¿Qué Ángela hizo qué? — no puedo creer lo que estaba escuchando a través del teléfono.
— Lo que oyó señor, se solicita su presencia en la dirección inmediatamente, Ángela acaba de agredir cruelmente a una profesora — la voz de la secretaria del director se escucha nerviosa.
Suelto un jadeo incrédulo. Sin ser capaz de procesar lo que recién acabo de escuchar, ¿Ángela? ¿Mi Ángela? La niña que todos los maestros adoran y la cual es siempre descrita como un ángel por ellos... ¿ha agredido a una profesora?
— Ya voy para allá— cuelgo el teléfono.
Salgo del pasillo de reuniones a toda prisa, diciéndole a mi secretaria que la reunión se cancela por una emergencia, y mi mente todavía trata de procesar lo que acabo de escuchar por parte de la secretaria de la secundaria.
Mi niña, la misma que apenas y levanta la voz, acusada de agredir a una profesora. Me cuesta imaginarlo, no le encuentro sentido, por más que trato de pensarlo sólo llego a la conclusión de que la historia es más profunda de lo que parece. Mientras mi chofer conduce a la secundaria, mis pensamientos siguen en el mismo estancamiento, algo sin dudas tiene que haber pasado más que solo una falta de respeto por parte de Ángela, apuesto y puedo poner mi mano al mismísimo fuego que la niña que yo crie no haría algo así sin motivo alguno.
En cuestión de minutos llegamos a la secundaria, mi chófer aparca en el parqueo y yo salgo del auto a toda prisa, mi corazón late con fuerza mientras camino a paso pesado, un tic en mi ojo derecho se forma pensando en que algo le pudo transcurrir a mi niña para que reaccione tan violenta, camino hasta la oficina del director, sintiendo una mezcla de preocupación, desconcierto y furia. Al abrir la puerta sin siquiera tocar, la escena frente a mí me golpea en el pecho.
Ángela está sentada en una silla frente al escritorio del director, con la mirada en su regazo. Lo me detiene en seco y un fuego sube por mi cuello es ver la marca roja en su mejilla, una marca como si hubiese recibido una tremenda bofetada. El director me habla, pero no contesto, Ángela levanta su mirada a mí, con tristeza, culpa y un brillo vulnerable que me destroza el alma, pero mi mirada sigue fija en esa marca en su marca tatuada en esa piel perfecta.
— ¿Qué ha pasado aquí? — me acerco a Ángela y miro al director con el ceño fruncido. Puedo ver un pequeño temblor por parte del hombre al verme tan furioso.
— Señor Collins, agradezco que haya venido tan rápido. Tenemos una situación grave entre manos — comienza el director, recuperando su confianza y entrelazando sus dedos en frente de él encima del escritorio.
— Grave es poco — interrumpo en tono seco— ¿Quién le hizo esto a Ángela?
El director carraspea, dura unos segundos buscando las palabras correctas para responder, y habla en tono entre nervioso y serio.
— Señor Collins, según la profesora Jefferson, Ángela tuvo un comportamiento violento en clase y... bueno, ella actuó en defensa propia.
Aprieto la mandíbula tenso y miro a Ángela que me mira con sus ojos marrones rojos y aguados, a punto de querer llorar, pero se contiene.
— Di lo que pasó — murmuro tenso. Suspira y habla.
— Ella fue la que me golpeó primero — se defiende, su voz baja y rota.
Mi ceño se frunce más, un tenso silencio se forma en la oficina, aprieto los puños y la miro continuar luego de que soltara un suspiro tembloroso.
— Me cacheteó, papá. Yo... no pude controlarme, y la golpeé en la nariz. No fue solo una bofetada, me dio con todas sus fuerzas — murmura y puedo ver cómo hace el esfuerzo para no sollozar delante de nosotros.
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Un amor que nadie esperaba
RomanceStephen Smith lleva años enamorado de Ángela Collins, pero tiene un problema: es un egocéntrico, un orgulloso y un mujeriego que no sabe cómo mostrar sus verdaderos sentimientos. Ángela Collins es una de las chicas más dulces, amables y solitarias d...