Ángela
Acomodo mi ropa de deporte en el bolso seguidamente me estiro, me cuelgo mi mochila en la espalda, me pongo frente al espejo y coloco algo de brillo labial en mis labios, seguidamente mis infaltables lentes.
Miro mi cabello unos segundos, ¿Debería dejarlo suelto o atado?
Chasqueo la lengua y termino diciéndole a una de las mujeres que limpia si me podía hacer dos trenzas pegadas, a lo cual ella responde con un sí y luego de un par de minutos lo termina.
— Wao, eres rápida Cintia, ¡Gracias! — ella sonríe.
— Es experiencia, señorita, de nada — me guiña un ojo y seguidamente sale de mi habitación, termino cogiendo el bolso del uniforme de gimnasia y salgo de la habitación.
Cuando llego al comedor ya todos están levantándose para irse, menos papá que al parecer ya se ha adelantado al trabajo, maldigo mentalmente por tardarme tanto y saludo a cada uno con un beso en la mejilla.
— Señorita, su desayuno — me termina dando una de las empleadas un taper con unos sándwiches dentro, agradezco con una sonrisa.
— Se nos hace tarde mocosa, vamos — habla Christian y yo ruedo los ojos, antes de seguirlo rápidamente.
Eran las 8:15 de la mañana cuando habíamos llegado a la secundaria, salí del auto de Daniel, rápidamente sus amigos lo rodearon, pero me separé del grupo cuando vi a Noah salir de un autobús en la esquina. Levanté la mano para saludarlo y caminé hacia él, este me sonrió y trotó a mi dirección.
— Hey — fue lo primero que dijo cuándo me vio, nos dimos un corto beso de mejilla.
— Hola — contesté con una sonrisa — ¿Listo para tu tercer día sobreviviendo en el infierno? — bromeo, este ríe y asiente.
— Listo — reí leve y empezamos a caminar.
Como de costumbre las miradas no se hacían esperar, suspiré frustrada con eso, odiaba todos los ojos en mí; La prensa, el público, la escuela, todo, no me gusta.
Aun no entiendo como mis hermanos y padre pueden adaptarse a eso tan rápido, yo tengo desde que nací exponiéndome a la vida social y ni así logro acostumbrarme.
— ¿Estás bien? — Pregunta Noah en un tono algo preocupado, parpadeo un par de veces y lo miro, asiento.
— Sí, sí, solo es... ya sabes no me gusta la atención — rasqué un poco mi mejilla y Noah ríe.
— Pensé que estabas acostumbrada — me encojo de hombros.
— Nunca he logrado adaptarme — respondo con algo de incomodidad y él asiente.
— Comprensible — es lo único que dice, luego de un par de segundos vuelve a hablar — ahora, a quien no me acostumbro es al amigo de tus hermanos — dijo metiendo sus manos en sus bolsillos.
Frunzo el ceño y lo miro.
— ¿A quién?, ¿Se han metido contigo? — él niega.
— Me refiero a la mirada del tipo, del de ayer — dirijo mi mirada hacia donde él mira.
— Ah, Stephen — ruedo los ojos al toparme con los ojos chispeantes de furia hacia Noah, este último traga saliva.
— Empiezo a creer que tiene algo contra mí — suspiro.
— Ese tipo tiene algo contra todo el mundo, aún me sorprende que tenga tantos amigos — bromeo un poco para aligerar el ambiente, a Noah le saca una sonrisita incomoda mientras intenta ignorarlo.

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Un amor que nadie esperaba
RomanceStephen Smith lleva años enamorado de Ángela Collins, pero tiene un problema: es un egocéntrico, un orgulloso y un mujeriego que no sabe cómo mostrar sus verdaderos sentimientos. Ángela Collins es una de las chicas más dulces, amables y solitarias d...