14| Trato

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Ángela:

Tener amigos a distancia sin dudas es...difícil. En especial cuando estás tan lejos de ellos, tienes que fingir que no te sientes sola y fingir que no tienes ningunas ganas de abrazarlos, los extraño, pero siempre encuentran una manera, aunque sea a distancia, de mantenernos unidos, y eso sin dudas me hace sentir menos sola.

— Vamos, Matt, tu eres el hombre aquí, no puede ser que estés cagado de miedo — Dije riendo mientras movía mi personaje y apuntaba con la linterna a los sitios oscuros.

— Dios, es que da tan mal rollo, ¿Y si jugamos otro juego? — Expresa a través del juego, Mariana ríe.

— Siquiera es súper realista, solo es un juego con animación de dibujos animados — Dice Mariana con evidente burla.

— Además, te recuerdo que el que dio la idea de jugar "Content Warning" fuiste tú — Agrego levantando una ceja a pesar de que no pueden verme. Una sonrisa se dibuja en mi rostro al ver al monstruo con forma de tortuga acechando a Matt en la pantalla. Rápidamente, grabé el momento exacto en el que sabía que él iba a gritar.

Las carcajadas resonaron en el juego mientras escuchaba a Matt gritar a través de los auriculares, seguido de la risa contagiosa de Mariana.

Estando en el lobby donde la música de fondo y la escena creaba una atmósfera acogedora, completamente diferente al juego, me encontraba comprando algunas cosas para la siguiente partida, por lo que Mariana no duda en aprovechar este tiempo en burlarse de Matt y darme una noticia que me tiene expectante, ya que supuestamente era una sorpresa, pero no puedo esperar a saber que es.

— vamos Mariana, ya dilo — Dije en un tono frustrado.

Matt no tuvo remedio más que suspirar y hablarle a Mariana.

— Ya díselo, porque no nos dejará en paz con lo mismo.

— Bien... ¿Preparada? — pregunta con cierto entusiasmo Mariana, gimo frustrada.

— Bueno, si — Ruedo los ojos.

— Bien — hace una pausa exageradamente dramática — ¡Iremos en una semana a San Diego!

Esa simple oración hace que no pueda evitar soltar un chillido emocionado y mientras discutía emocionadamente los detalles con ellos, en cuestión de segundos, cinco hombres irrumpieron en la habitación, cuatro en pijama y cabello revoloteado y uno en sólo una toalla rodeada en la cintura y el cabello mojado. cada uno armado con un palo o un machete que no sé de dónde diablos sacaron. Entre la confusión, mis hermanos preguntaban angustiados si todo estaba bien, mientras que mi papá permanecía en silencio, sosteniendo un arma en sus manos y con el ceño fruncido. Christian se lanzó a investigar la habitación con frenesí, seguido de cerca por los gemelos, en tanto yo me limitaba a hacer una mueca y avisarles a mis amigos el problema antes de quitarme los audífonos.

Cuando mis cuatros hermanos terminaron de revisar hasta el baño y mi papá de analizarme de pies a cabeza, me atreví a murmurar un;

— Estoy bien — les di una sonrisa de disculpa. Mis hermanos, al ver cómo tan sólo estaba jugando en la computadora relajaron los hombros y algunos sonrieron mientras que otros, incluido papá, me miraba severamente. Trague saliva ante su mirada de regaño.

— ¿Qué haces despierta a estas horas, Angela Evangeline Collins Rodríguez? — Me congelé ante el tono frío usado y el uso de mi nombre completo que me hacían saber que estaba bastante enojado conmigo.

— No podía dormir, papá — me excuse con una cara de disculpas sinceras. Un destello de suavidad pasó por sus claros ojos azules, pero que rápidamente fueron reemplazados por frialdad, quizás resistiéndose a la idea de dejarlo pasar.

Un amor que nadie esperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora