11| Noche amena

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Stephen: 

Cuando María me rogó venir a esta estúpida cena aparentando ser una familia feliz. Jamás me imaginé que me encontraría aquí a mis dos amigos y a la chica que me tiene atado del corazón aún sin que ella lo sepa.

— ¡¿Stephen?! ¡¿Qué haces aquí, hermano?!

La voz y el abrazo de Daniel me trae a la realidad, aparto la vista de Ángela y le sonrío a mi amigo.

— No, ustedes ¿Que hacen aquí? — río leve mientras le doy otro corto abrazo a Christian.

— Cariño, ¿Se conocen? — Pregunta María hacia mí con una pequeña sonrisa, me encojo de hombros.

— Compañeros de clases — Le doy un zape a Daniel suave, a lo que él ríe devolviéndomelo, Vuelvo a reír por nuestra complicidad.

— Mira que pequeño es el mundo — agrega Daryl, lo ignoro completamente y paso a darle un corto abrazo a Ángela, quien fuerza una sonrisa tensa, lo que me hace sonreír más abiertamente por la expresión en su rostro.

El olor de su perfume me hipnotiza y muy pesadamente tengo que apartarme de ella. Luego de saludar a los demás tomo asiento cerca de ella y de sus hermanos.

Y eso que pensaba quedarme en casa y hacer caso omiso a las súplicas de María para venir.

Sé gentil y amable— La voz de Henrry me recuerda

Eso intento, sonriéndole con aparente amabilidad cuando nuestros ojos se encuentran cada cierto tiempo, siento mi corazón en mis oídos cuando por debajo de la mesa nuestros pies se encuentran por accidente.

Un jalón de mi cabello me saca de mi ensueño, suelto un jadeo mientras oigo los balbuceos de Mía en oído mientras su pequeña mano no suelta mi cabello.

— ¡Mía! — Gruño y se me sale una pequeña risa por la situación, Oigo la dulce risa de Ángela reírse conmigo.

María ríe mientras ayuda a que Mía me suelte, cuando su manita al fin se suelta de mi pobre cabello volteo a ver a la pequeña sin dientes señalándola con un dedo, ella ríe y alza sus brazos hacia mí, suspiro y ruedo los ojos antes de cargarla.

Mía chilla y suelta una pequeña risa, miro a mi alrededor esperando no molestar por el ruido de mi hermanita, pero gracias a Dios no hay nadie alrededor como para molestar con el método de comunicación que hace.

— Que cosita más mona, me muero — murmura Ángela con voz aniñada mientras con un dedo le hace cosquillas en el cuello a Mía, quien ríe por la acción.

Inevitablemente mi atención se distrae a mi princesa, Al observarla tan de cerca ahora, me quedo sin aliento, su maquillaje es sutil, con sombras en tonos marrones delicados, pestañas cuidadosamente colocadas, un rubor suave en sus mejillas y un encantador labial rosa que adorna sus labios llenos, los cuales esbozan una sonrisa mientras juega con Mía en mis brazos. No carga con sus lentes, así que supongo que el porqué de que sus ojos sean más claros en este momento es por la presencia de lentillas. Trago saliva y respiro hondo, me esfuerzo por aplacar el nerviosismo que me genera tenerla cerca. Mis mejillas se calientan y desvío la mirada a mi hermana esperando que mi turbación haya pasado desapercibida.

Cuando logro calmarme un poco levanto la mirada, fijándome en que María me mira con curiosidad y el señor Collins me mira con una cara que intenta disimular, pero claramente sus ojos azules claros presentan advertencia y amenaza hacia mi persona.

Creo que no pasé tan desapercibido.

Y no sólo él, los dos hermanos gemelos de mi princesa también. Christian y Daniel miran su menú. Quien creo que es Michael es quien me da más miedo, debido a que su mirada se vuelve oscura y me mira sin pestañar, lo que me asusta porque es claro que parezco un insecto palo a pesar de mis músculos al lado de él.

Un amor que nadie esperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora