Capítulo dos - Razón de ser

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Genial, mi clase está en el último piso, lo que significa que llegaré sudando todos los días de subir estas escaleras de mármol barato que llevan sin limpiarse unos veinticinco años.
Voy a tener tan sólo seis asignaturas: laboratorio de fotografía, laboratorio de escritura, laboratorio de pintura, proyecto de creación artística y teoría e historia del arte. Porque sí. He decidido estudiar bellas artes. Porque me gusta pintar. Lo amo. También escribir. Me relaja mucho.

El aula ya está llena, todo el mundo está sentado menos el profesor. No sé cómo lo hago que siempre llego tarde aun llegando temprano.
Todos fijan sus miradas en mí mientras me disculpo incómodamente con el profesor y esquivo mesas y sillas hasta llegar a la única que está sin ocupar.

Escucho detenidamente al profesor presentarse y decir cosas no muy importantes, hasta que pasados cinco minutos, me detengo a observar los rostros de mis compañeros uno a uno, comenzando por la fila de la izquierda, donde descubrí que se encontraba el chico de la entrada. En la tercera mesa, junto a la ventana.
Genial. Qué bien. Seguro que nos hacemos amigos. ¿Qué digo? No podría estar de amiga con semejante creación del mismísimo satán. Tenía unos ojos dulces a la vez que peligrosos y su mirada siempre me buscaba sutilmente.
¡Ay! ¿Pero qué digo? Mira al frente y concéntrate.
¿Mirará así a todas las mujeres? Es una extraña sensación entre miedo y curiosidad. Y eso me llama la atención. Si simplemente me hubiese dedicado una sonrisa, tal y como hice yo, pero esa manera tan intensa de mirarme... Hace que no pueda evitar sentir curiosidad.

Acabada la primera clase, el profesor tan solo había citado los planes y actividades que tenía previstos para todo el curso y nos dictó, una larga lista de materiales, que apunté en la última página de mi cuaderno de dibujo, porque no había llevado otra cosa.
El chico misterioso se levantó y salió por la puerta justo delante de mí.

— ¿Perdona? — Le dije por la espalda.
— ¿Sí? — Se volteó sin apenas prestarme atención.
Su rostro se quedó inmóvil y fijó sus ojos sobre los míos. Realmente no sabía con exactitud si le había molestado o no que le dirigiera la palabra. 
— ¿No sabes sonreír o qué pasa?
Hizo un pequeño amago de sonrisa, vaya, casi conseguí hacerle sonreír, pero no.
— No me hace falta.
— ¿Ah, no? — Contesté extrañada.
La verdad es que me esperaba cualquier respuesta menos esa.
— Ya me sonríes con sólo mirarte, si te llego a sonreír de vuelta, te enamoras. — Me dijo fríamente y sin mirar atrás, caminó hacia las escaleras con la intención de irse hacia abajo.
Me quedé de piedra con esa respuesta, y razón no le faltaba.
— ¡Eh! ¡La clase está en este piso!
No le entendí. Se fue así sin más tras la primera hora del primer día. A este le doy quince días para que desaparezca del todo.

Durante las dos horas siguientes, no pude parar de darle vueltas a la razón por la que aquel chico había venido tan solo a una clase y después había decidido irse como si nada.
También su actitud, y la manera confidente a la par de prepotente de asumir que yo me enamoraría de él si me sonriera, me hacía sentir una pizca de admiración hacia su persona. Era inteligente, se veía a leguas. Estoy segura de que es el típico "fuckboy" que últimamente está tan de moda, que te engancha emocionalmente de tal manera que eres capaz de cualquier cosa por recibir un poco de su atención, para luego mandarte a la mierda después de un par de polvos y tacharte de su lista de ligues.
Este razonamiento me parecía muy acertado. Pero no dejan de ser tan solo suposiciones.
Consiguió permanecer en mi cabeza durante unas cuantas horas.

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Me dirijo a la cafetería de la Universidad, acabada la primera jornada del día; donde Elliott, Tessa, y su novio Marc, me están esperando.
Tessa lleva saliendo con él unos cuatro meses, a raíz de nosotros, que los juntábamos de vez en cuando y acabaron liándose un día de borrachera. Pero a Tessa siempre pareció gustarle Elliott, y no lo digo sólo yo, mi madre piensa lo mismo: "The eyes chico, they never lie..." dijo el sabio Al Pacino. Llevan siendo amigos desde muy pequeños, aunque se fueron distanciando poco a poco, yo los conocí por separado, y casualmente retomaron la relación y Tessa se fue acercando más a mí, además, cuando yo le conté que habíamos empezado a salir, y que nos habíamos besado, se enfadó conmigo "por no habérselo contado antes", pero...
¿Qué me va a decir? ¿Qué le molesta que salga con él?
Con el tiempo todo se normalizó y ahora parece que le va bien con Marc. Por otro lado, yo nunca le conté a Elliott mis suposiciones, sí que puedo tirar alguna indirecta de vez en cuando, pero prefiero dejar el tema en el aire. A veces me cuesta creer que a Elliott nunca le haya atraído o gustado Tessa.
Ambos adoran la fiesta, el alcohol, estar rodeados de gente continuamente, socializar, hacer planes diferentes cada día, son muy persistentes con sus objetivos, adoran el deporte... Y luego estoy yo, que sigo sin saber con exactitud qué aporto en la vida de estas dos personas. 

Entre dos mundos [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora