Capítulo treinta

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CAPÍTULO TREINTA

31 de Octubre de 2018

Un día normal y corriente pasaba a volverse oscuro, yo me encontraba en el cementerio, paseando. Un gato negro se cruzó por mi camino, intenté acercarme a él, acariciarlo, darle un poco de comida que guardaba en el bolso, pero el gato empezó a gruñirme, su pelo se erizaba y se puso en posición de ataque, me aparté y me fui. Poco después me di cuenta de que venía detrás de mí, podía sentir sus suaves pasos a mi espalda. De un momento a otro, se abalanzó sobre mí, forcejeé con él varios segundos y conseguí apartarlo. El gato cayó al suelo, parecía que yo le había hecho daño, pero consiguió levantarse, se quedó petrificado, mirándome sin pestañear. No le quitaba los ojos de encima, comenzó a hacer movimientos extraños, a tener convulsiones y poco a poco, comenzó a crecer hasta convertirse en Jasper. Estaba llorando, estaba enfadado conmigo, "¿Cómo has podido hacer eso?" Me decía. "¡Como sigas así te acabarás convirtiendo en mí! ¡Loca! ¡Psicópata!"

He tenido esa pesadilla desde el día que dejé morir a Arun, y ya han pasado dos semanas desde entonces.

Intentaba buscarle una explicación a mi pesadilla. ¿Echo de menos a Jasper? ¿O intento decirme a mí misma, que él es una mala persona? ¿Podré seguir adelante con esto?

Sólo es una pesadilla... Pero consigue desvelarme varias veces durante las noches, me hace sudar, me hace estar confusa y preocupada... Creo que se llama culpabilidad.

Cogí de encima de la mesa la nota que aquel grupo de hombres me había entregado, no podía dejar de leerla...

"BIENVENIDA AL CLUB. GRACIAS POR ENTREGARNOS A LA VÍCTIMA. PRONTO RECIBIRÁS NOTICIAS DEL LÍDER. NOSOTROS LE HAREMOS SABER QUE HAS CUMPLIDO."

Me fascinaba el modo en el que Gasym nos conectaba entre todos, como se conseguía comunicar con nosotros de un modo u otro y como solucionaba nuestros problemas, al fin y al cabo, todo con un mismo objetivo: Matar.

Bajé a desayunar con mi madre, lo demás estaba todo bastante tranquilo. Yo comencé a ser una chica solitaria de nuevo... Coincidí un par de veces con Elliott y Tessa por la Universidad, no me hablan, hacen su vida y se les ve felices. Mi madre sigue trabajando y cada dos o tres días queda para verse con el Señor Ronson, parece que van en serio.

— Buenos días hija. ¿Cómo estás? ¿Llevas el examen estudiado? — Mi madre bebía su café mientras leía una revista de decoración.

— Sí. Más o menos. Últimamente me está costando mucho concentrarme. — Dije mientras me senté a su lado.

— ¿Qué te pasa? — Me mira. — Si puedo hacer algo para ayudarte, lo haré. — Acerca su mano a la mía.

— No es nada, tranquila. — Sonreí levemente.

Nos quedamos varios minutos en silencio mientras desayunábamos, y de repente, tuve la necesidad de hablarle de algo muy importante.

— Creo que hay algo que debes saber. — Agarré su revista, la cerré y la posé en la mesa.

— Dime, cariño. — Me atendió.

— La razón por la que me acerqué tanto a Jasper... — Cerré los ojos. — Fue porque sabía lo que le pasó a papá.

Mi madre se queda en silencio durante varios segundos.

— ¿Qué tiene que ver Jasper con eso, hija? — Empezó a ponerse tensa.

— Esa amante de la que papá hablaba en la carta que nos dejó, era su madre.

Mi madre se quedó de piedra. Tragó saliva. Se levantó y comenzó a recoger los platos, intentaba mantenerse ocupada.

Entre dos mundos [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora