Capítulo treinta y cuatro

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CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO

23 de Diciembre de 2018

Seguía sin recibir noticias del gran Gasym, había sido un mes tranquilo donde Elliott y yo volvíamos a ser muy cercanos. Pensaba que todo había terminado, pensé que Jasper simplemente se había olvidado de mí y que Gasym, al saber que Jasper y yo ya no estábamos juntos, me iba a dejar ir así sin más. Tampoco tenía noticias de Tessa, después de su clara derrota en la fiesta de Halloween, donde Elliott me eligió a mí sobre ella.

Caminábamos hacia la Universidad una fría mañana de Diciembre, llegaban las vacaciones de Navidad y asistíamos a nuestro último día de clase, a recoger las notas.

— Te digo que Matrix es un concepto moderno de la supuesta simulación que todos los seres humanos sufrimos. — Comentaba Elliott.

— ¿De verdad crees que todos estamos conectados a un aparato y somos víctimas de una realidad virtual? — Reí. Elliott se rascó la cabeza.

— Es una opción... — Se encogió de hombros. — No deberíamos descartarla.

— Pues vaya vida más dura que nos hacen vivir, podrían ser un poco más considerados... — Dije mientras me acerqué a darle un beso en la mejilla. — ¿Esa es Tessa? — Dije señalando a lo lejos, cuando vi a una rubia bajarse de un coche.

— Eso parece. Qué incómodo. Creo que es hora de hablar con ella. — Arqueó su ceja.

— ¿Qué dices, Elliott? Ya dejó muy clara su posición. No quiere saber nada de ninguno.

— Pero nos hemos portado bastante mal.

— No es mi culpa que haya estado siempre enamorada de ti y arruine nuestra amistad por un chico. — Seguía mirando hacia ella mientras compartía mi café con Elliott.

— Pero también es mi amiga. — Se encogió de hombros. Dio un sorbo al café.

— Porque tú no quieres nada más. Ella se tiene que conformar con eso. Por eso mismo no me parece una amistad sincera, ni contigo ni conmigo. — Le vuelvo a quitar el café.

— ¡Espera, déjame un poco más! — Forcejeamos a modo de juego por un vaso de plástico que nos había costado menos de dos dólares. 

El café se derrama en el suelo manchando la camiseta de Elliott.

— ¡Joder! Genial. — Se lamenta mientras sacude su camiseta.

— Has empezado tú. — Me reí malvadamente.

— Creo que llevo en la mochila otra camiseta, vamos a un banco.

Caminamos a sentarnos en un banco para que Elliott pudiera cambiarse. No le quitaba la vista a Tessa, observé que hablaba con alguien en el interior de un coche, pero mi visión no alcanzaba a reconocer a la persona.

Elliott se cambiaba, yo seguía observando a la que era mi mejor amiga.

Tessa se despidió de aquel chico y caminó hacia la entrada.

Pasó por delante de nosotros, cruzamos una mirada por varios segundos y sin detenerse, nos dio la espalda para seguir con su camino.

— Te juro que esto no puede acabar bien. — Dije bastante mosqueada.

— ¿El qué? — Dijo Elliott después de finalmente haberse cambiado la camiseta y de volver a colocar su mochila en su espalda.

— Tessa. Nos mata con la mirada.

— Déjalo, Paige. — Agarra mis manos colocando frente a mí. — Ahora estamos bien, ¿No? Solos tú y yo. Como al principio. — Una sonrisa de enamorado aparece en su rostro.

Entre dos mundos [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora