❱ confesión

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—¡Me gustas, Killua!

Aquellas palabras solo hicieron que el mencionado casi soltara la escoba que tenía en manos estrepitosamente, mientras que una suave brisa seguía su recorrido entre ambos rostros adolescentes y juveniles, meciendo los mechones blancos de Killua en direcciones aleatorias que daban la ligera impresión de que serían esponjosos y suaves al tacto.

Las hojas secas alrededor de ellos comenzaron a moverse y escaparse del pequeño montonsito que habían estado juntando como trabajo extra que justamente a ambos les tocaba ese día de un Octubre cualquiera.
Levantó ligeramente su mirada azulada sólo para observar el rostro coloreado por el sol mostrando una sonrisa de oreja a oreja, como si fuese algo que se pudiera tomar a la ligera, sus dorados ojos brillaban intensamente, los miraban a él con una intensidad que le hacían creer que esto no era una broma, simplemente fue una confesión de amor, ahí, en el atardecer del día con el panorama perfecto.

Killua no cambió su expresión serena para nada, no se mostró sorprendido, algo que podría tomarse como una señal negativa para el chico de cabellos negros que no se le notaba para nada ese "algo", esa pisca de arrepentimiento a sus palabras.

—Tú no a mi.

Esas simples cuatro palabras fueron dichas de forma tan seca, tan cortante, acompañadas de un ligero tono de desprecio luego de unos cuantos segundo, dando la impresión de que no había pensado la respuesta, como si estuviese totalmente seguro.

A medida que escuchaba las palabras, la sonrisa del azabache cayó lentamente en una expresión decepcionada, su mirada perdió el brillo que lo caracterizaba, sólo para que segundos después volviera a la normalidad en un santiamén algo que al albino realmente no le sorprendió.

—Lo volveré a intentar, entonces.

Gon tomó su propia escoba con fuerza y  comenzó a correr en dirección opuesta, importandole poco haber dejado el trabajo totalmente en manos de Killua quien miraba como el chico "huía" de él;  realmente no le importo mucho y simplemente continuó juntando las hojas que él aire dispersó en todo ese tiempo en que se quedaron en silencio.
Emitió un pequeño suspiro enfocándose solo en aquella tarea, no podía culparlo tampoco, lo había rechazado, pero no es como que tampoco hubiese lastimado sus sentimientos, había aprendido eso de él ya que era la tercera vez esa semana en la que el azabache le había confesado que lo amaba.

Al principio le pareció muy halagador y le fue difícil decirle que no gustaba de él, después de todo no lo conocía de nada, ambos simplemente mantenían una relación de compañeros de clase y listo, solo compartían pequeñas palabras comunes, en realidad no lo entiende ¿Será su aspecto? Killua no quiere admitirlo pero se considera alguien bastante atractivo físicamente, pero no cree que sea eso, hay algo más.

Pero simplemente no lo entiende.

Y ahora cada vez que están solos le dice lo mismo ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Un mes tal vez? El chico no entiende, y ya está comenzando a hartarse, tampoco es que quiera decirle que parase, algo le decía que no cambiaría en nada la situación actual.

Había un túmulo de hojitas en el suelo ahora, tendrá que ponerlas en la bolsa él solo como últimamente había estado pasando.

Mientras tanto, Gon corría de vuelta al salón de clases con escoba en mano lo más rápido que podía, no estaba tan lejos y eso estaba bien por lo que llegó a buena hora a la entrada del edificio de 10 pisos aproximadamente.
Subió las escaleras un poco apresurado llegando al segundo piso y entrando al aula "5-F" con la lengua afuera por tanto ajetreo apoyándose en el marco de la puerta movediza.

—¡Gon!

Su mirada ojimiel aún seguía levemente apagada, algo que no se sabría la razón exactamente para cualquiera que lo viese, él era un chico realmente indescifrable para los demás.

Alzó su rostro hacia al frente observando a un joven rubio de cabellera ligeramente larga y mechones lisos acercarse a él con una expresión angustiada, dando y deduciendo la impresión de que sabía lo que había sucedido.

—Kurapika. No lo pude lograr.... — el nombrado no sabía que hacer, sus manos se movieron solas y tomaron los hombros del chico cabizbajo, sintiendo tristeza por él. Lentamente le ayudó a recomponerse como toda una madre preocupada por su pequeño. –¡No te preocupes! ¡Lo conseguiré la próxima-! Auch...

Kurapika le había pegado en la cabeza con su puño de manera no tan fuerte pero ya cansado y decepcionado de él. Suspiró y sintió su rostro deformarse en una mueca de molestia.

—¡Por Dios, Gon! ¡Deja de ser tan insistente! ¿No ves que esto te está lastimando?

Gon pareció ya recuperado de la carrera que dio y mostró una expresión confundida, inclinando su rostro hacia un lado y con los labios curvados hacia abajo. —¿Uh? ¿Lastimando? No me duele... — El rubio lo miró estupefacto con un ligero tick en el ojo, arrebatándole la escoba a su compañero de clases con fuerza y metiendolo al salón por inercia.

—Sólo... ¿No ves que Killua no te quiere de esa forma? —Kurapika estaba preocupado por su amigo, sabe que Gon es alguien muy insistente y no pararía hasta escuchar un sí por respuesta. Realmente le dolió decir esas palabras pero era por su bien, él era un buen chico pero se había encaprichado demasiado.

La mirada de Gon bajó un poco sintiendose regañado, Kurapika le recordaba a Mito-san siempre que le gritaba y eso no le gustaba. Jugó con sus dedos juntando ambos índices entre sí y un puchero se formaba en su rostro. —Pe-pero Killua me gusta. — Sus mejillas se colorearon de rosa y sus cejas se fruncieron un poco molesto de no recibir la respuesta que esperaba de su amigo.

Más que nada necesitaba su apoyo, al menos el apoyo de alguien y ese lugar lo había tomado el rubio de manera rápida al ser su amigo más cercano.

La mirada ojigris lo contempabla con intensidad pero que lentamente se fue apagando con lentitud, su mano subió y tocó su cabello picudo que en realidad era suave y sedoso para sorpresa de muchos. —Lo sé Gon, pero estoy preocupado por ti.

Gon lentamente alzó la mirada e infló sus mejillas con el ceño aún fruncido.
Kurapika se rio ante la adorable forma de reclamarle sin hablar mientras le daba pequeñas palmaditas en su cabeza.

—Sé que no vas a parar de hacerlo, pero creo que deberías comenzar a fijarte en otras personas. — Depositó la escoba sobre la pared más cercana y tomó la mano del más pequeño, guiándolo hacia la ventana para quedar ambos frente a frente con la luz del atardecer cubriendolos.
Gon se dejó hacer y miró hacia abajo, giró su cuerpo y apoyó su mentón sobre sus palmas que eran sostenidas por sus codos que estaban apoyados en un barandal.

—Yo no puedo hacer simplemente eso, Kurapika, estos sentimientos no desaparecen de la noche a la mañana.

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el título está muY improvisado ajduwbv
se lo dedico a mi amikA T1K-HANAKO
bc me dijo que ya tenía q hacerlo aaa--

𝗲𝗻𝗮𝗺𝗼𝗿𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗮 𝗸𝗶𝗹𝗹𝘂𝗮 𖤛 killugon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora