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Si en otro momento de mi vida, meses y meses atrás, me hubieran dicho que habría estado viviendo lo que estaba presenciando día a día, hubiera preguntado de qué película distópica habían sacado la trama. O de qué libro habían sacado su sinopsis para poder vender la historia. No lo hubiera creído, era una locura, y fue eso lo que claramente me dejaba en claro que tan poco estábamos preparados para una crisis mundial y que tan mente cerrados habíamos sido.

Más del cuarenta por ciento de los habitantes de la Tierra habían sufrido de un daño físico o, lamentablemente, cruzaron el límite de daño y ahora tocaban el arpa. Miles de familias siguieron gritando días después del suceso, confundidas y sin saber por qué pasó lo que había pasado. Otras agradecían a quién sea que esté allá arriba por ser una de las pocas suertudas las cuales no sufrieron tan fuertemente la catástrofe. La supernova.

Aún nadie se animaba a darle el nombre que ya tenía, nadie se animaba a llamarla por lo que había sido. Solo los científicos tenían el coraje de llamarla así, claramente porque gran parte de ellos estudiaban todo el tema astrológico y astronómico. Probablemente los civiles temían darle un nombre porque no querían que fuera más real de lo que era, como si eso escondiera los murales en conmemoración de los fallecidos que se construían en cada ciudad o la baja inimaginable en el número de la población mundial. Una catástrofe causada por algo que nunca se pensó que sería así de letal y que se había llevado consigo cualquier límite establecido como "realidad". Era tan complicado de asimilar. Tan complicado de comprender.

Mucha gente no solo tuvo que pasar por la pérdida de algunos familiares por la catástrofe, muchos otros comenzaron a sentirse tan locos por lo que pasó que comenzaron a ser aún más los fallecidos tras lo sucedido o desaparecidos. No muchas mentes pudieron con el recuerdo, con la vivencia, o con las grandes pérdidas que tuvieron por eso mismo. Fue un hecho que comenzó a tomar y perjudicar tantos aspectos del día a día que todo empezó a cambiar. Todo era diferente.

En mi caso, mi mente pudo brevemente aceptar lo que pasó. Asimilé la situación de haber tenido la explosión de una supernova en mis espaldas, la idea de haber protegido a mi hermana calmando la ansiedad que tenía en el pecho las noches antes de irme a dormir. Cualquier persona hubiera pensado que estaría feliz de haber sobrevivido, algo con lo que concordaba, pero eso no significó que no esperara las pesadillas. Los gritos aun persiguiéndome en la oscuridad, el dolor de mi espalda despertándome en un grito de auxilio y ahogo que terminaban en sollozos. Todo mi cuerpo sudado, lo que me rodeaba tirado por todos lados por el revuelo de mis sábanas y acolchado, y el ruido de mi puerta al abrirse con mis papás corriendo para poder atajarme en sus brazos y preguntarme si estaba bien.

Las primeras noches fueron así. No podía ni dormir con mi hermana que la despertaba, espantándola en el proceso, con aullidos de agonía y llantos que la hacían llorar a ella. Morgan no sufría de esas pesadillas, lo cual significó que yo no quería causarle ninguna.

Llegó a tal punto que mamá empezó a preocuparse demasiado por mi situación. Una noche mientras que yo trataba de regular mi respiración, sus ojos viajaban por todo mi cuarto viendo todo tirado y pude ver su piel pálida por más que había poca luz en mi habitación en la madrugada, la tez clara marcándole todavía más las ojeras que colgaban de sus ojos. Mi papá estaba acariciando mi espalda con una mano, con la otra se frotaba los ojos para poder terminar de despertarse. Nunca podían terminar de atinar unas ocho horas de sueño seguidas.

Mamá se sentó a mi lado luego de terminar de ver mi habitación, y tomando una de mis manos, me sonrió con los labios.

—Buscaré un psicólogo que trate de ayudarte con este trauma, Tay —murmuró, meneando la cabeza y sus ojos llenándose de lágrimas—. No puedo decirte que no estamos más en riesgo porque a esta altura, ya no lo sé, pero... tienes que entender que estás bien por ahora. Tienes que curar ese recuerdo, todos estamos intentando hacer lo mismo.

SUPERNOVA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora