Renacer

Capítulo 24

Lo tenía en el lugar perfecto, estaba en mis manos para destruirlo frente a todo el mundo de la forma en la que él lo había hecho conmigo.
Mi venganza iba a ser tan dulce y melodiosa como nadie lo esperaba.
—se que me enamoré, yo caí pérdida sin conocer, que al salir el sol, se te va el amor— Le señalé, todos comenzaban a gritar— Duele reconocer, duele equivocarse y duele saber que sin ti es mejor, aunque al principio no, me perdí, apenas te ví, siempre me hiciste como quisiste— Un grito más de todos los espectadores.—Por que siempre estuve equivocada y no lo quise ver..
Así continuó la canción y me deleitaba el gozo de la gente, el hate poderoso que le tiraban desde sus asientos. Él, ruborizado, no sabía que hacer, Alejandro se reía frágilmente a su lado de ver que su chica le partía la vida a un sinvergüenza.
—Por tu desamor— Mi mano tocó su dirección— lastimada estoy.
—¡TIRALE MÁS! — gritaban a la derecha.
—¡DESTROZALO MALDITA ÍDOLA!
—TE LO MERECES, BASURA.
—Sí así me sentía, no se por que seguía apostándole mi vida a él........ — Sonreí mirándole satisfecha de su desdicha.
Internamente reía con fuerza, aun más después de oír fuertes aplausos y gritos en mi honor, mi venganza había sido potente y valiosa, será recordada hasta el final de los tiempos, nunca dejaré de sentirme orgullosa de haberlo destrozado en su ego y dignidad.
—Lo lamento— me senté a su lado
—¡Estuviste genial! — me sonrió.
Había sido grabada por miles de estudiantes, hasta por Alejandro que seguramente se estaba retorciendo de orgullo.
El círculo de los cantantes había terminado, una pausa se aproximaba y yo me fui al camerino de los participantes.
Alejandro había llegado a sentarse conmigo y verme peinar mi cabello antes de que todo continuase.
—¡ERES UNA BOMBA! ese imbécil se habrá arrepentido de nacer.
—Nunca lo olvidará— me mordí mi labio.
Iba a besarle, cuando entró Isabella, la chica encargada de nuestra preparación.
—Aurora, te esperan en la cafetería.
—¿Quien?
Se acercó a mi oído y me mencionó el nombre.
—Has venido— sonrió— toma asiento por favor.
—¿Sí?
—Estuviste increíble, te ves hermosa. — me miró
—Lamento lo de hace un rato— mentí.
—No pasada nada, era una interpretación.
Claro, era una interpretación con toda la intensión.
—De acuerdo ¿Para que me llamaste?
—Sé que ya te perdí, pero ahora quiero decir que seas muy feliz con él, no es el mejor para ti pero...
—No eres el indicado para decir eso, además  no es tu asunto.
—Lo entiendo, solo iba a decirte eso y que me voy, para siempre.
—Tu inmadurez es tanta, Germán, que tienes que estar lejos, haciendo el show perfecto para que todos te hagan la víctima de la situación. — Me enfadé y me levanté.
—No, me voy por dignidad
—De dignidad no te ha quedado nada. — Golpeé la mesa—En tal caso recuerda que el verdadero amor perdura toda la vida.
Alejandro venía de camino cuando nos topamos de frente, pero yo estaba enfadada así que lo esquivé y regresé al camerino.
Ahí estuve pensando un buen rato hasta que le volví a ver, me abrazó para eliminar el mal rato y juro que ese abrazo me hacía derretir, tanto que no quería soltarle jamás.
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Volvimos al anfiteatro donde era hora de la presentación de los bailarines.
Primero pasó el asqueroso y patético grupo de María Aurora y Lorena, con certeza podía decir que Se movía más un tronco hueco que la estúpida de mi copia.
—Vas a ganar— le susurré a Alejandro.
—Eso no lo dudes.
—Y ahora, con ustedes la presentación a cargo de.. — sacaron papel— Alejandro y Delianne.
Su canción comenzó, yo me derretía mientras le grababa, me estaba haciendo trizas de las buenas.
Sus movimientos eran precisos y muy limpios, al igual que marcando el paso, la bachata le sienta bien, además el secreto de mi locura era su trasero ¡OH POR DIOS!.
—¡BRAVOOOOOOOO! — Aplaudí y lloré.
Fui a buscarle para darle las felicitaciones  mientras otro grupo bailaba, eran muy buenas las chicas.
—Estuviste maravilloso— lo abracé feliz.
—Gracias por impulsarme a esto, mi princesa— besó mi frente.
El Festival había llegado a su final, todos volvíamos a utilizar el uniforme azul y recogiamos nuestras cosas.
Arturo y Ariel estaban hablando con Alejandro afuera, me llamaron para felicitarme y contamos tonterías un buen rato.
—¡Hey! ¿no la besarás, Alejandro? Anda— comentó Ariel.
Él tomó mi mejilla con su mano izquierda y se acercó con fragilidad a mis labios, plantando un beso dulce y fugaz.
Al separarse me quedé quieta dos segundos y luego salí huyendo hacia el camerino.
No tenía idea de que hacer, nunca me habían besado tan fragilmente y con tanto amor.
—Se lo que sientes— se acercó Hasley.
—¡No se que hacer! — Grité.
—Ve y buscalo o pensará que no le quieres ver.
No nos seguimos hablando hasta salir de la próxima clase.
El clima estaba hermoso, fresco y con un atardecer divino, mientras nuestros amigos salían nos miramos a los ojos.
—¿Estás mejor?
—Sí.
—Fue por el beso... ¿No te gustó?
—Me encantó, es solo que estaba impresionada, aquella vez yo...
—¡Shhh! No me expliques— sonrió
______
Era hora de volver a casa, me acompañó hasta la parada de autobús donde nos encontramos a mi padre.
—¡Mi papá! — le dije.
—Me voy.
—Si te vas, será peor, sabe que existes, ven— Le dije.— Papá, él es Alejandro, Alejandro él es mi padre.
—Un gusto. — Dijo
—¿Todo bien? — preguntó papá estrechando su mano.
—Muy bien
—Tu madre te ha estado buscando, Aurora. — Dijo con un tono de ira.
Se nos armó una leve discusión, pero la reparamos en segundos.
Sonreí y me fui, diciendo adiós a mi amor perfecto.

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¡HASTA LA PRÓXIMA!