Samuel no olvidaba esa mirada, magnética, electrizante y carismática, con la que Guillermo lo miró, ojos tan verdes como una brillante esmeralda. Pero tampoco olvidaba esos ojos de Rubén, determinados, energéticos y alegres, tan verdes como una menta.
Después de todo, necesitaba más de los dos. Necesitaba disfrutar la vida junto a esos pares de ojos verdes.
No parecía darse cuenta de que ellos también querían más de sus ojos púrpura, inteligentes, apasionados y justicieros.
Algo era seguro, estos tres sabían compartir.
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"τнοѕє єγєѕ" ɾմաíցҽԵԵα [KARMALAND]
Lãng mạnSabían compartir. Se habían enamorado. Todo encaja, ¿no?