I wanna taste your lipstick again!

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Bien, repasemos lo que estaba pasando. Vegetta estaba rodeado, no podía pensar con claridad, su mente estaba en blanco. No solía tener nervios frente a situaciones como estas, ya que, el era considerado el líder de su grupo y el de mayor promedio de la clase, gracias a su personalidad extrovertida y su talento al hablar, pero tener dos pares de hermosos ojos, uno se veía indefenso ante el, el otro solo parecía estar concentrado en su mente. Era algo raro de por sí, dos estaban borrachos, uno estaba completamente sobrio, tratando de calmarlos.
"Chicos, ¿cuántas botellas tomaron?"
"Las que quieras que tome, Luzu, guapo."
Respondió con un guiño para nada coordinado, el oso. Luego de un rato, con el olor a vino que había, Samuel se hartó y tiró las botellas afuera, de manera agresiva, haciendo que se escuchara un estruendo, no tan fuerte pero suficiente como para que se escuche. A pesar de los quejidos de Willy y Rubius, el se sentó y siguió viendo la televisión.
Ya era casi la noche, el tiempo había pasado demasiado rápido, ojalá esto no lleve de nuevo el problema con los monstruos.
"Chicos, creo que la pijamada era...un- un solo día."
Expresó directamente el de ojos amatista, cruzándose de brazos y mostrando una expresión neutral.
"Vegetoide, un día más..."
Dijo ahora Guillermo, quien se encontraba recostado en el respaldar, alargando la a.
De Luque dudó de eso, pero era verdad, no los iba a llevar a sus casas en ese estado, ni tampoco los iba a hacer caminar.
"Vale."

"Voy a tirarme de un interestelar, con disculpas."
Dijo Rubius, el híbrido caminaba tambaleándose a la habitación donde De Luque dormía, el pelinegro solo río por lo bajo, no se preocupaba demasiado, no había nada filoso allí.
Esperaba que Rubén se durmiera, así tener un problema menos y dormir tranquilos. Pero no, solo escuchaba risas y charlas que no recibían respuesta alguna. El noruego estaba hablando solo y riéndose de el mismo, eso empezó a preocuparle un poco.
"Epa, Vegetta."
Sintió un brazo apoyarse en su antebrazo, se sobresaltó ante eso pero, solo era Willy, sonriendo de manera algo rara, pero se veía adorable a los ojos del pelinegro.
"No ahora, Guille."
Trató de ir a por Doblas, o traer a Diaz con el al dormitorio así dormir y hacer que vuelvan a tener conciencia sobre lo que hacían y decían.
"¡Vamos! ¡Quiero besarte de nuevo! Me gusta sentirte cerca."
Dijo, con la misma sonrisa, el albino, mientras tomaba su mano y le daba una mirada que, para Samuel, era magnética y electrizante.
"Estás ebrio, mejor no hables, macho."
Río suavemente De Luque, mientras acariciaba los cabellos blancos de Willy.
"¡Pero te quiero a ti, y a Rubén!"
Esta vez el sonaba más alegre, tenía ligeros tonos cansados, pero era debido a la gran cantidad de vino que había tomado. El de pelos negros quiso darle agua para darle algo de sobriedad, pero se había acabado, tenía que ir a la cocina a buscar si había restante.
"Willy, amigo..."
Quería decirle que lo quería también, pero no así, no con el sin saber que palabras formular, sin controlar su vocabulario o los datos que soltaba.
"Por favor, tío, yo te amo...¡Rubius también, el cuando me bes-!"
"¿Qué Doblas hizo qué? ¿Cuándo?"
Dijo, con algo de celos, de ambos, le molestaba un poco el hecho de que hayan tenido momentos de los cuales no se habia enterado.
"Fue cuando te fuiste a buscar un tetoscipio, Samuel, ¡el me dijo que nos amaba!"
El pelinegro quiso reírse ante esa mala pronunciación de telescopio, pero la sorpresa se lo impidió.
El albino se acercó a el, su aliento no estaba agrio, se sentía cálido, de alguna manera eso era posible.
Pero a ese punto, no sabía si estaba inventando todo o no. Ya que, quizá este es el único borracho que sí miente.
"No sé si confiar en lo que dices, Guille."
Río con gracia el pelinegro, mientras tomaba la mano de el albino
"Su sí sí..."
Murmuraba el chico ebrio, quien se estaba durmiendo lentamente. De Luque río un poco, hasta que sintió peso repentino en su cuello, lo invadió ese olor hermoso, un suave aroma a miel, tenía esencia de perfume suave. Era Guillermo, ya dormido, dejando salir leves ronquidos de sus entreabiertos labios finos.
Tomó de la espalda al albino, y lo levantó cargandolo entre sus brazos, no era tan pesado, pero tampoco era muy liviano.
"Yo también te quiero."
Dijo mientras besaba suavemente, de una manera corta, su frente. Lo llevó a pasos cortos a la habitación donde supuestamente, estaba el noruego.
Inocencia del amor juvenil, creciendo como un bello árbol a la luz del Sol.

"τнοѕє єγєѕ" ɾմաíցҽԵԵα [KARMALAND]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora