Al día siguiente, ya un sábado, Samuel se encontraba echado en el sillón de su hogar, mirando el teléfono mientras mensajeaba a su otro mejor amigo, Guillermo, invitándolo a su casa.
Estaba feliz y de buen humor ya que finalmente, consiguió las horas de sueño que necesitaba. Seguía teniendo en mente los ojos de Rubén, cosa que lo frustraba, ¿estuvo casi tres años siendo compañero de el y ahora tenía esa clase de pensamiento en el? No era lo mejor de el mundo, debía hablarlo con su amigo Guillermo, apodado como Willyrex.
Quedaron en que Guillermo iría a su casa en quince minutos, que es la distancia desde su casa a la de el. El de ojos púrpura se quedó en su sillón, no iba a acomodar nada, estaba en total confianza con su amigo.
"¡Ding dong!"
Sintió el timbre, bueno, la voz de Willy detrás de la puerta. Cuando la abrió, se encontró con un sonriente albino, con su gorro verde que utilizaba para casi todo.
"¡Willy!"
"¡Vegetta, hombre!"
Se dieron un corto abrazo antes de darle paso a la casa, que aunque Guillermo conocía, siempre admiraba el interior con asombro.
"Así que...quería hablarte de algo."
Dijo el de ojos morados mientras cerraba su puerta y le invitaba a sentarse.
"Claro, pero primero dame algo de comer que ni pasto me haz ofrecido."
Río el albino mientras se sentaba al lado de Samuel, quien solo le daba una galleta que se encontró en la mesa por casualidad.
"Así que...conozco a Rubius desde hace mucho, ¿n-?"
"Así que te gusta, ¿eh?"
Le interrumpió Guillermo, mientras le daba mordidas pequeñas a la galleta.
"¿Cómo lo supiste? No sabía que eras tan inteligente."
Rieron al unísono ante el comentario del de ojos púrpura, mientras el espacio entre ellos se hacía más y más pequeño.
Pero luego el albino paró de reír, y la mirada llena de tristeza de él se clavó en su amigo para decirle.
"Te conozco desde hace mucho. Rubén es perfecto para ti"
"Te aseguro que también habrá alguien igual de perfecto para ti."
Guillermo sonrió, mientras compartían miradas.
Samuel veía sus ojos tan verdes como una brillante esmeralda, tan magnéticos que sentía que algo atraía su mirada a estos, tan electrizantes que le daba escalofríos verlos, estaban llenos de carisma. Era la prueba viviente de la perfección.
Diablos, está pasando de nuevo.
ESTÁS LEYENDO
"τнοѕє єγєѕ" ɾմաíցҽԵԵα [KARMALAND]
Storie d'amoreSabían compartir. Se habían enamorado. Todo encaja, ¿no?